(Centro De Vida)
Escritura
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. 14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:10-14 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:2-3
Si tienen sus Biblias deseo que lean conmigo desde el libro de Juan 1:10-14, nuestro texto dice así: “En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A los suyos vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Los versículos que acabamos de leer hablan de la relación entre Jesús y un mundo no regenerado de la humanidad, Él no se apartó del hombre pecador ni fue indiferente al hombre pecador ni se enojó con el hombre pecador, Él vino al mundo donde estaba el hombre pecador, Él vino y tomó sobre sus hombros la culpabilidad del hombre pecador, Él llegó a ser el Salvador del hombre pecador y todo esto es el mensaje del precioso evangelio. Juan 1:10-14 nos menciona cuatro cosas concernientes a la relación entre Jesús y el hombre pecador y vamos a observar brevemente los cuatro asuntos y hacer un pequeño comentario sobre cada uno de ellos. En primer lugar, quiero que reconozcamos que Jesús se mantiene cerca del pecador, nuestro texto nos dice que en el mundo estaba, aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros. Hay varios puntos de gran importancia en estas pocas palabras, pensemos en algunos de ellos, podemos ver la importancia de que Dios mismo vino a nosotros, no envió a un ángel ni al más grande entre los santos del cielo a nosotros, Él mismo vino en la persona de Cristo Jesús, aquel Verbo quien era en el principio con Dios y era Dios vino a habitar entre nosotros para salvarnos. Jesús se acerca a nosotros como nuestro creador, el mundo por Él fue hecho, Jesús no era un intruso ni tampoco extranjero, Él vino al mundo que Él mismo creó, Él vino al hombre quien Él mismo había creado, el hombre tuvo el honor de que su creador le visitara. Podemos ver también que Jesús no fue reconocido en su propio mundo, el mundo no le conoció, ahora esto para mí es extraño, fijémonos en el hecho de que el hombre estaba tan preocupado en sus propios asuntos que no tuvo tiempo para reconocer que su propio creador estaba con Él, fue exactamente como dijo el profeta antes en Isaías 53:2 y 3: “Le veremos más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos”. Podemos ver el amor que Jesús tiene para el pecador, el Verbo llegó a ser lo que no era, Él era la esencia absoluta de la deidad, pero fue hecho carne y habitó entre nosotros. Filipenses 2:7 nos dice que “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. Él estuvo dispuesto a hacer todo esto simplemente por el amor que tiene para el hombre pecador, tuvo que hacerlo para que el hombre pudiera tener salvación. Podemos ver que Jesús está continuamente con nosotros y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros, Dios ya había tenido tratos con el hombre antes que Jesús viniera a vivir en forma humana a la tierra, pero solo en la persona de Jesús es que vino a habitar entre nosotros, Él vino como hombre entre hombres a vivir con nosotros y hoy día está con nosotros también. Vemos también que la presencia de Jesús es gloriosa y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre. Cualquier persona que reconoce a Dios en la persona de Cristo Jesús reconocerá al instante la gloria de Dios en el rostro de Él, podemos ver el beneficio que la presencia de Jesús trajo al hombre pecador, Él vino a revelarles gracia y verdad, y la verdad trae al hombre a Dios y la gracia se hace cargo del problema del pecado delante de Dios, no hemos sido engañados, podemos llegar a la completa verdad de Dios en la persona de Cristo Jesús. Debemos estar sumamente agradecidos a Dios por la presencia de Jesús entre los hombres. En segundo lugar, Jesús fue rechazado por los pecadores, me duele el leer Juan 1:11 las palabras “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”, me duele, pero esa es la verdad. Al principio la curiosidad atraía grandes multitudes quienes deseaban oír lo que Jesús tenía que decir, podríamos decir que fue el año de popularidad de Jesús y su ministerio, luego vino un tiempo en que la gente ya no prestó atención a lo que Jesús decía, nosotros podríamos decir que fue su año de obscuridad y finalmente llegaron las multitudes, pero fue únicamente para oponerse a Jesús gritando: “Crucifícale, crucifícale”. Él vino a los suyos pero los suyos no le recibieron, no tenían excusa, no le hubieran rechazado, vino a su propia creación y aún a la gente que se llamaban “el pueblo escogido de Dios” pero ellos no le reconocieron ni le dieron la bienvenida pero la tragedia de esto no terminó, todavía las multitudes de hoy le rechazan, aun teniendo en nuestras manos la palabra de Dios quien da testimonio de Jesús además de los millones de cristianos quienes han profesado a Jesús y sobre todo eso el ministerio del Espíritu Santo aún miles y miles de personas hoy día rechazan la oferta de la salvación. Vemos que Jesús también, en tercer lugar, bendice a aquellos quienes vienen en arrepentimiento a Él, la mayoría de las personas como dijimos antes rechazan a Jesús, pero algunos sí le reciben, estos tienen la promesa de Juan 1:12 que dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hijos de Dios”. Sí, Jesús trae bendición al que le recibe, pero ¿cómo se recibe a Jesús? Uno viene a Él en arrepentimiento de sus pecados para pedirle perdón y pedirle que, entre también en su corazón, esto se tiene que hacer creyendo de todo corazón que Él va a perdonar y que Él va a entrar en su corazón y esto es lo que nosotros llamamos recibir a Cristo, recibirle es creer en su nombre. El que recibe a Jesús tiene la bendición de ser hecho hijo de Dios, el pecador es convertido en un santo, hijos de ira se convierten en hijos de amor, esclavos de satanás se convierten en siervos de Dios. El hecho de que Jesús da poder para llegar a ser hecho hijo de Dios no significa que la salvación es logro del hombre, simplemente significa que aquellos quienes creen en Jesús recibiéndole como Salvador tienen el poder de ser lo que han llegado a ser, hijos de Dios. 1 Juan 3:1-3 nos dice: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios. Amados, ahora somos hijos de Dios. Y todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro”. En cuarto lugar, Jesucristo hace regenerar al pecador, aquellos quienes vienen a Él nacen de nuevo, nacen de arriba, nacen del Espíritu Santo. Encontramos tres declaraciones negativas y una declaración positiva en cuanto al nuevo nacimiento en Juan 1:13, uno no puede entrar al reino de Dios o pertenecer a su familia por el nacimiento físico, impulsos de la carne o buenas obras, todo lo contrario, este nacimiento tiene que venir de Dios, la carne solo puede producir lo carnal pero el Espíritu Santo regenera el espíritu humano y el hombre llega a ser hijo de Dios. Ahora para terminar escuchemos las siguientes palabras de Jesús en Juan 3:5 y 7: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por la relación que hay entre Jesús y el hombre pecador, gracias por darnos un Salvador quien puede librarnos del fuego del infierno, Padre tengo una gran cantidad de amigos quienes están escuchando en este momento, pero quienes aún no han pedido al Señor Jesús que entre en sus corazones aceptándole como Salvador, te pido que tú los toques hoy con tu poderosa mano y los traigas al arrepentimiento y fe en mi Salvador, en el nombre de Jesús te lo suplico. Amén.
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