“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”

¿Sabías que la calidad de tus pensamientos determina la calidad de tu vida? Imaginemos llenar nuestra mente, no de preocupaciones o miedos, sino de palabras que dan vida, esperanza y dirección. Hoy quiero compartirte un secreto que transforma corazones, renueva nuestra mente y cambia nuestro destino: meditar en la Palabra de Dios.   Meditar en la Palabra de Dios no es solo leer un versículo y olvidarlo al minuto … ¡es mucho más! Es detenerse, pensar profundamente, es dejar que cada palabra penetre en lo más íntimo de tu ser. La biblia, siendo la Palabra de Dios, no es un libro cualquiera; es aliento para nuestra alma, es una guía y luz para nuestro camino.   Cuando la Palabra de Dios entra a tu vida, cuando es parte de tu tiempo y de tu voluntad, ella va a cambiar tu manera de pensar, hablar y actuar. Eso significa que ella renovara tus pensamientos, tus ideas y, por ende, tu forma de vivir.   Sería importante iniciar nuestra meditación en ella ahora mismo. Hagamos que la Palabra de Dios sea parte de nuestro día a día. Y créeme … tu vida nunca más será la misma.