1Pe 1:3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 1Pe 1:4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 1Pe 1:5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.

Todos queremos sentirnos seguros y protegidos en cuanto a nuestra vida, vienes o riquezas, pero cuando analizamos la realidad del mundo en que vivimos, nos sentimos decepcionados y preocupados.   La biblia nos enseña, que solo para nuestro futuro eterno, podremos disponer de una herencia que no puede ser destruida, robada o gastada. Esta herencia la recibimos, cuando ponemos nuestra fe y esperanza en Jesucristo.   Al recibir a Jesucristo como su único salvador, automáticamente te conviertes en hijo de Dios, y en el cielo se te acredita una herencia, que esta protegida y reservada hasta que nos encontremos cara a cara con nuestro buen Dios y Señor Jesucristo.   Sera en el cielo en donde podremos gozar a plenitud nuestra herencia. Mientras tanto, mientras vivimos en esta vida, aprovechemos las oportunidades para invertir y agrandar nuestra herencia celestial, obedeciendo y llevando a cabo la voluntad de Dios en su reino.   Sirvamos con amor y alegría en la obra del Señor, eso tiene su recompensa. No nos degastemos en las cosas del mundo que carecen de verdadero valor, trabajemos por las riquezas que no perecen.