(Centro De Vida)
Escritura
1 Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. 2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. 3 El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. 4 Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. 5 Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. 6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. 7 Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.
Eliseo hizo que esta mujer se comprometiera en fe con la provisión de Dios. El pedir vasijas prestadas de esta manera daba pie a preguntas incómodas, pero ella hizo como la palabra de Dios, a través de su profeta, se lo ordenó. Ella hizo lo que se le ordenó hacer: lo hizo con fe; y el resultado respondió el final. Dios cuida de proveer a sus siervos de maneras que ejerciten su fe. Él no los dejaría ser pequeños en fe, porque la fe es la riqueza de la vida celestial. Usted tiene a Dios en la medida que lo desea. Solo recuerde que el deseo que trae a Dios debe ser más que un débil y breve deseo. Desear es una cosa; estar dispuesto es algo bastante diferente.
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