(Centro De Vida)
Escritura
9 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. 11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
Ana tenía buenas razones para sentirse desalentada y amargada. No podía tener hijos, compartía su marido con una mujer que la ridiculizaba, su esposo amoroso no podía resolver su problema, e incluso el sumo sacerdote interpretó mal sus motivos. Pero en lugar de vengarse o de perder la esperanza, Ana oró. Llevó su problema a Dios con sinceridad, y en Dios encontró la respuesta a u necesidad. Todos nosotros podemos enfrentar momentos de "esterilidad" en nuestra vida cuando nada "damos a luz" en nuestro trabajo, servicio o relaciones. Es difícil orar con fe cuando nos sentimos tan ineficaces. Pero, como descubrió Ana, la oración abre el camino para que Dios obre.
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)