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Cerré los ojos y me imaginé un vaso lleno de coca. El hielo flotaba en la parte superior mientras el líquido dulce y delicioso se derramaba por los lados. No solo estaba lleno, ¡estaba LLENO! Las pequeñas burbujas de carbonatación chisporroteaban y explotaban. Y no importaba cuánto bebiera, en mi mente, siempre estaba tan lleno que se desbordaba.
Esto es lo que imagino cuando me invade la sed.
Juan nos dice que Jesús estaba lleno de gracia y verdad. No solo lleno, sino que LLENO.
Juan 1:16
«Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.»
Gracia sobre gracia: una bendición tras otra. Gracias a la plenitud de la gracia de Jesús, eso es lo que recibimos cuando lo aceptamos como nuestro Salvador.
¿La alternativa? Es lo que vivieron en el Antiguo Testamento. Verso 17: «Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo».
Con la ley, ese gran vaso siempre se vaciaba cuando rompías la ley. Cuando una persona pecaba, rompía la ley, los mismos mandamientos que Dios les dio. La única manera de restaurar esa relación entre ellos y Dios requería un sacrificio de sangre. La sangre de un animal inocente sería derramada para cubrir los pecados del culpable. Solo entonces ese «vaso» podía llenarse nuevamente hasta arriba.
Pero esto tenía que suceder cada vez. Una y otra vez su vaso se vaciaba.
Pero cuando Cristo vino, cumplió la ley. Él llenó ese vaso hasta el tope, tanto que se desborda. Su gracia derrama bendiciones para TODAS las personas. Ya no se necesitan sacrificios. Jesús fue el cordero inocente que se requería para cubrir los pecados de los culpables.
Él derramó su sangre para cubrir nuestros pecados.
Pecados del pasado, presente y futuro.
Y ahora, ¡su gracia está desbordándose! Y está disponible para todos los que la acepten.
¿Tienes sed? ¿Quieres beber del pozo que nunca se seca? ¿Necesitas gracia sobre gracia, el desbordamiento de Jesús en tu vida?
Ven.
Jesús te está llamando hoy a experimentar un amor como ningún otro. Un amor desbordante de gracia.
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