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Mientras hemos estado estudiando el libro de Juan, vemos que su objetivo principal es contarle a la gente acerca de Jesús. Quiere que conozcan la verdad. Él fue testigo ocular y discípulo de Cristo. LO CONOCIÓ y usó su vida para dar a conocer a Jesús al mundo.
Y aquí estamos, miles de años después, leyendo las palabras de Juan para que nosotros también podamos conocer a Jesús.
Pero lo que hacemos con ese conocimiento depende de nosotros. ¿Simplemente lo leemos y lo olvidamos? ¿Lo dejamos marinar pero nono hacemos nada al respecto? ¿Dejamos que cambie nuestras vidas? ¿Deseamos contárselo a otros?
Cuando empecé a escribir estas reflexiones matutinas hace años, tenía el mismo pensamiento en mi mente.
Solo quiero contarle a la gente acerca de Jesús.
Juan 1:14
«Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.»
Jesús dejó su lugar junto a Dios el Padre por nosotros.
Por nosotros.
Deja que eso se te quede grabado un segundo.
¿Has visto este mundo? La destrucción, el caos, la maldad. ¿Por qué alguien dejaría su trono de gloria para venir aquí?
Amor.
Un amor tan profundo y puro y desesperado por salvarnos de nuestros propios pecados.
Se hizo carne. Se hizo hombre por nosotros. No para encajar con nosotros, sino para enseñarnos, ser un ejemplo para nosotros y, en última instancia…
Morir por nosotros.
¿Entiendes eso?
No vino para ganar la alabanza de los hombres. No vino para ser Rey – ¡Ya era Rey! Vino para morir.
Jesucristo murió por TI. El tú pecador, sucio, egoísta, deprimido, enojado, hiriente.
Sabiendo eso, ¿cómo vamos a responder?
Yo creo en Jesús. Sé que me ama. Sé que me perdona. Y sé que tiene el poder para salvarte a ti también.
Déjame contarte sobre mi Jesús y deja que mi Jesús cambie tu vida.
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