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Imagínese por un momento que hace muchos años en un laboratorio se descubrió una cura. Después de todas las pruebas y experimentos, los científicos finalmente encontraron una forma de curar la enfermedad que se ha cobrado tantas vidas. Para su asombro, la cura para el cáncer para lo cual muchos habían donado para encontrar y la respuesta a las oraciones de millones estaba allí. . . pero se mantuvo en secreto, solo conocido por aquellos que lo descubrieron. ¿Le enfurecería eso, le enfermaría del estómago?

Por supuesto que lo haría. ¡Puedo decirles que yo sería el primero en presionar por una investigación y penas en toda la extensión de la ley para aquellos que supieron prevenir tantas muertes y no hicieron nada! He conocido a demasiadas personas cuyas vidas terminaron demasiado pronto debido al cáncer. ¿Saber que alguien tenía el remedio, la cura, y se lo guardaba para sí mismo? El cáncer es una tragedia y mantener en secreto la cura es una absoluta injusticia.

Hasta donde yo sé, no se ha descubierto ni se ha ocultado tal cura a la humanidad. Claro, hay teorías de la conspiración que lo dicen, pero me cuesta mucho darles tanta credibilidad. Todavía hay científicos dedicados a la investigación, realizando experimentos y trabajando incansablemente para encontrar esa cura. 

Sin embargo, hay una realidad que es igualmente trágica hoy:

Es posible que no haya tenido vínculos personales con alguien que luchó contra el cáncer, pero todos ciertamente hemos conocido a alguien que murió a causa de esta horrible enfermedad. Por trágico y generalizado que sea el cáncer, existe otra enfermedad que afecta la vida y el bienestar de todo ser humano que ha de vivir sobre este mundo: esta enfermedad es el pecado. 

La peor parte del pecado es que no solo conduce a la muerte, sus peores consecuencias vienen después de la muerte. Todos tenemos una «cita» con la muerte y «después de esto el juicio.» La Palabra de Dios es clara acerca de esta verdad: el pecado trae la muerte, y luego estaremos ante Dios. Debido a que la palabra “todos” se usa en relación con aquellos que han pecado, eso involucra a toda la raza humana. Esta enfermedad ha infectado a todos, en todas partes, y solo crece con el tiempo.

¡La buena noticia es que existe una cura! Aquellos de nosotros que conocemos a Cristo ya nos han aplicado esa cura en nuestro favor, y sabemos cómo compartirla con otros. Las personas pueden estar preparadas para comparecer ante Dios, perdonando su pecado y borrando su castigo. ¡Se ha encontrado la cura y ya está empaquetada para su distribución masiva!

El único problema es que los mismos que poseen su verdad la han escondido de quienes la necesitan desesperadamente. La gente muere todos los días sin la cura. Las Escrituras dicen que el infierno se está “agrandando” para dar cabida a nuevos residentes. El mundo está sin esperanza y lleno de oscuridad, y usted como cristiano tiene la respuesta.  

Las muertes de las personas son trágicas, pero conocer la cura y guardarla para uno mismo es una absoluta injusticia.

Comparta el amor y la gracia de Jesús hoy. Cuente su historia de salvación. Testifique de la bondad de Dios y de la muerte de su Hijo en la cruz. Incluso si es tan simple como preguntar: «¿Sabes quién es Jesús?» No todos serán receptivos, pero si solo una persona escucha, es probable que usted haya sido el recipiente que Dios usa para salvar una vida. . . para siempre.

Esto es solo un pensamiento, y doy la bienvenida al suyo.

Hasta la próxima,

Blake

Copyright © 2021 por Blake Martin @https://pastorblakeman.wordpress.com/2011/09/27/tragedys-cure/Ninguna parte de este artículo puede ser reproducida o reimpresa sin el permiso por escrito de Lifeword.org