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Mar 10, 2023 10:07am
¿Va a Responder al Llamado?
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Podía sentir la vibración de mi teléfono mientras zumbaba a mi lado. Lo levanté y miré la pantalla. Pude ver quién era, gracias al identificador de llamadas, pero ¿debería responder?

Bien, sabía que esta persona llamaba porque necesitaba ayuda con algo. Podía pensar en cien excusas de cosas que podría estar haciendo además de ayudarlo. Yo estaba ocupada. Bueno, en realidad, en ese momento, no estaba ocupada. Estaba sentada en la silla. De hecho, realmente no había estado ocupada todo el día. Pero tenía cosas que necesitaba hacer. Si respondía y luego decidía actuar, sabía lo que sucedería a continuación… Lo estaría haciendo vez tras vez. ¿Estaba dispuesta a que esto redujera mi tiempo personal? ¿Realmente quería involucrarme?

¿Debía contestar la llamada?

«Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa.» (Marcos 3:13-19)

12 hombres. Hombres ordinarios que no tenían cualidades especiales, premios, logros o posición política. Nada destacable resaltaba en ninguno de estos hombres.

Sin embargo, ellos recibieron una llamada.

A lo largo de los evangelios de Mateo, Lucas y Juan, otros relatos similares a los de Marcos, vemos más sobre la vida de estos hombres. Aprendemos sus profesiones, sus actitudes, sus dudas y miedos, pero aquí vemos una cosa: todos fueron llamados.

Ellos tuvieron que elegir si respondían o no. Jesús incluso les dijo cuán importante es calcular el costo de seguirlo. Entonces, ¿a qué estarían renunciando? ¿En qué estarían entrando? ¿A qué estaban dedicando sus vidas?

Algunos debatieron, algunos cuestionaron, otros simplemente lo dejaron todo y lo siguieron. Jesús no estaba buscando al hombre perfecto. Estaba buscando el corazón dispuesto.

¿Está dispuesto tu corazón? Jesús podría estar llamando a tu corazón hoy para que lo sigas en la salvación. ¿Va a responder? Está luchando por encontrar la paz y se está dando cuenta de que su pecado es más grande de lo que puede resolver, arreglar o deshacerse. Sólo Jesús puede salvarte. Pero, ¿responderá a ese llamado?

O tal vez le está llamando a un caminar más profundo con Él. Quizás ya entregó su vida y le pidió que le salve. Pero ahora, él le está llamando a un trabajo o lugar específico. Tal vez sea el discipulado, o servir en su iglesia, o en una misión. ¿Va a responder?

Olvide las excusas. Recuerde, Él no está buscando a los más calificados. Él se encargará de eso. Él está buscando un corazón dispuesto.

¿Está dispuesto?

Dé el siguiente paso y responda al llamado de Jesucristo. ¡Nunca lo lamentará!

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