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May 06, 2022 00:27am
¿Quién es el Capitán de su Vida?
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Una tradición marítima establece que es responsabilidad del capitán del barco asegurarse de que cada miembro de su tripulación esté a salvo si su barco se hunde. Y si no logran bajar todos del bote, el capitán se hundirá con el barco, aún tratando de rescatar a sus hombres.

Un gran liderazgo se presenta de muchas formas, pero ninguna tan grande como la de un hombre que da su vida por su pueblo.

Moisés estaba listo para hacer precisamente eso.

El pueblo había pecado mucho, adorando un becerro de oro que habían creado mientras Moisés estaba en la montaña reunido con Dios. Cuando Moisés regresó, no podía creer lo que veía. Había dejado a Aarón a cargo, pero cuando vio a la multitud adorando descaradamente y abiertamente a estos dioses falsos, Moisés se puso furioso. Exigió que se hiciera la elección ese día de quién quería seguir a Dios. Los otros, los que se encontraran en las calles, iban a ser asesinados.

Mientras Moisés estaba furioso por el pecado del pueblo, también hizo duelo por ellos y rogó a Dios por sus vidas.

«Y aconteció que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado. Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro. Que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.» (Éxodo 32:30-32)

El capitán, dispuesto a bajar para salvar a su pueblo, Moisés ruega a Dios por los hombres, ofreciendo su propia vida por ellos. Asumió toda la responsabilidad por su pecado, pero ni siquiera era culpable.

¿Conoce las implicaciones de la declaración de Moisés?  Él dijo que si no los perdonas por su pecado, entonces sufriré la misma muerte que ellos. Quitar el nombre de Moisés del libro significaba que enfrentaría la separación de Dios. Estaba dispuesto a darlo todo para salvar las almas de la gente, incluso su vida.

Hay otro hombre que demostró su amor por su pueblo al dar su vida para que pudieran ser salvos. Jesucristo, el cordero sacrificial perfecto, sin pecado, vino a buscar lo que se había perdido. Y Él ofreció Su vida para salvarnos. Él asumió toda la responsabilidad por nuestros pecados a pesar de que no era culpable.

Todos servimos a un capitán, ya sea a alguien más o nosotros mismos. ¿Es Cristo el capitán de su vida? ¿Está él dirigiendo su barco o está usted al timón?

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