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¿Alguna vez ha visto a una mamá pájaro con sus crías? Un par de águilas anidan cerca de la granja y las hemos visto criar un aguiluchos año tras año. El nido en sí es notable, pero también lo es la forma en que cuidan a sus crías. Casi nunca abandonan el nido mientras el huevo está allí. Uno de los padres cazará comida mientras el otro calienta el huevo. Una vez que el aguilucho sale del cascarón, el ciclo de alimentación y turnos en el nido continúa. Las águilas son protectoras de sus crías, resguardándolas de la lluvia, el viento y temperaturas rigurosas. Pero llega un momento en que los padres se dan cuenta de que la cría necesita aprender a volar.

Revolotean sus plumas sobre ellos instándolos a levantarse y salir. Y vez tras vez, cuando el aguilucho se cae de la orilla, las águilas observan y se lanzan en picado si es necesario.

Esto definitivamente no es para los débiles de corazón. ¡Siento que me da un ataque al corazón solo de pensarlo! Y por aterrador que parezca, es un proceso necesario para que la cría aprenda y se vuelva independiente. Pronto, ese aguilucho volará solo, pero se necesita un padre fuerte para entrenarlo en el camino que debe seguir.

“Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guio” (Deuteronomio 32:11-12a)

Moisés vierte estas palabras a través de un canto mientras les recuerda a los Israelitas lo que Dios ha hecho por ellos y quién es Él.

Dios los protegió y los nutrió, pero Él también tuvo que alentar su crecimiento. Si bien puede haber sido difícil atravesar el desierto y confiar en Él para la comida para cada día, todo fue para enseñarles a buscarlo a Él y no a las cosas de este mundo.

Hoy, Él hace lo mismo por nosotros. Hay momentos en los que nos sentimos como ese pequeño aguilucho, cayendo en picado a la tierra, con la muerte asegurada. Pero el Señor, observándonos atentamente, se lanza en picada y nos provee, llevándonos sobre Sus alas de vuelta a un lugar seguro. Y nos anima a hacerlo una y otra vez.

¡Y un día, nosotros también volaremos alto con alas como las águilas!

¿Confia usted en Él? ¿Incluso en medio de este momento difícil con el que está lidiando? ¿Lo busca a Él cuando vienen los problemas? ¿O busca las cosas de este mundo para aliviar su dolor? Confíe en el Señor Dios Todopoderoso. ¡Solo Él es digno!

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