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Giré la perilla de la lámpara y en cuestión de segundos, la bombilla se encendió. La pantalla que cubría la lámpara brillaba con la luz interior.
La electricidad es realmente una cosa increíble. Tiene un poder tremendo. No solo para traer luz a un lugar oscuro a través de lámparas, linternas y otros dispositivos electrónicos, sino que calienta y brinda calor a nuestros hornos, secadores y calentadores.
Existe. Su prueba es evidente. Sin embargo, algunos optarían por negarla así misma y a su poder. No la hace «inexistente» solo porque alguien elige no creer. Y no lo hace menos poderoso para aquellos que la usan.
Y para aquellos que han visto la luz, han usado electricidad, nunca podrán “dejar de verla”.
Permítame hacer la conexión por usted.
«Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan. Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí. Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios. Y habiéndolos llamado, les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin. Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa. De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo.» (Marcos 3:20-30)
Con tantos viniendo para ser sanados, Jesús había estado trabajando tan duro y sin parar que ni siquiera se tomó el tiempo para comer. Los discípulos estaban preocupados por él. Estaban preocupados por su bienestar y declararon que estaba loco porque no había comido.
Esús sabía exactamente lo que estaba haciendo. No olvide eso.
A medida que los líderes religiosos se acercaron al ver Sus milagros, se les ocurrió una nueva forma de tratar de desacreditar a Jesús. Afirmaron que estaba poseído por demonios y que el poder que tenía provenía de Satanás.
Aquí están estos hombres que han afirmado durante tanto tiempo que Jesús no era el Mesías. Lo negaron por completo, como si no existiera en absoluto. Nunca cambió el hecho de que Él verdaderamente era el Mesías, simplemente optaron por no creerlo. Y ahora, al ver sus milagros de primera mano, vieron una oportunidad para desacreditarlo.
«Y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.» (vs. 22)
Jesús respondió a sus tonterías. ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?
Y luego hace esta declaración que ha provocado confusión y debate con muchos.
«De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo.» (Marcos 3:28-30)
El pecado imperdonable. Así es como se llama esto e incluso los cristianos se han preguntado si son culpables de esto.
Permítame señalar la verdad acerca de esta declaración:
El pecado que no puede ser perdonado es el pecado del completo rechazo del Espíritu Santo.
Es como la luz. Puede fingir que no existe y nunca experimentar su verdadero poder y calidez, pero la luz aún está ahí.
Como cristiano, no puede “anular” la salvación. Ha confiado en Jesús para salvarse y el Espíritu Santo vive dentro de usted. Sí, todavía podemos pecar, pero por la gracia de Dios somos perdonados. Una vez que hemos confiado en Cristo para salvación, no podemos ser culpables de rechazarlo por completo.
¿Ya se le encendió el foco? ¿Lo entiende? Solo aquellos que rechazan completamente a Jesús son culpables de este pecado. Estos líderes religiosos, aunque decían ser de Dios, eran culpables de este pecado porque no creían en Jesús y no querían abrir su corazón al Espíritu Santo.
Como seguidores de Cristo, podemos descansar en la obra terminada de Jesús. Él es la luz del mundo y en Él no puede haber tinieblas.
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