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Ene 27, 2022 09:54am
En Caso de que Piense que Soy Perfecta
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Nunca pensé que me pasaría a mí.

En la oscuridad de la noche y el estruendo de una tormenta, llevé frenéticamente a mi familia en el auto. Mi corazón se aceleró mientras nos apresurábamos hacia nuestro destino. Las preguntas se arremolinaron y mi ansiedad creció a medida que nuestro viaje de 30 minutos se sintió más largo de lo que debería.

Todavía llena de ansiedad, bajé a mis pequeños distraídos por el día que nos esperaba. Y entonces me di cuenta…

¿No trajimos sus zapatos?

Tres niños menores de cinco años sujetos cómodamente en sus asientos de auto movieron los dedos de sus pies descalzos y me sonrieron.

Sé que esperaba algo peor. Pero quédese conmigo aquí por un minuto.

Esto estaría totalmente bien si estuviéramos bajándonos en casa o en la casa de la abuela, pero no era así. No, nuestros próximos pasos nos llevaron al interior de un aeropuerto. Luego un avión. Luego otro aeropuerto. Otro avión. Un aeropuerto más. Y finalmente en casa.

Y mis hijos estaban descalzos. ¡Aaaaaah!

Ibamos tarde y no teníamos otra opción. Bajé la cabeza con disgusto y traté de no pensar en todo lo que había caido en esos pisos.

Hice lo que pude para mantenerlos sentados, pero fue en vano. Galoparon y brincaron, corrieron y brincaron por todo el desagradable piso del aeropuerto. Todos. Qué día. (¿no se si mencioné el retraso de varias horas en un aeropuerto?)

Oh, las miradas. El juicio en las miradas y bocas abiertas. ¿Qué clase de madre lleva a sus hijos al aeropuerto sin zapatos? Algunos probablemente sintieron lástima por mí. Algunos probablemente sintieron pena por los niños. Lucas habló audiblemente de los terribles padres que éramos. Estuvo mal.

Les restregamos bien los dedos de los pies esa noche y vivimos para contarlo. Aunque no lo decimos a menudo. ¿Quién quiere repetir una historia así?

Pero nosotros deberíamos.

Algunos de nosotros necesitamos una dosis de humildad de vez en cuando. Otros de nosotros necesitamos una dosis de realidad.

Este mundo y sus gobernantes aman hacernos saber cómo nos quedamos cortos. Mírala. Ella tiene todo ordenado. Sus hijos nunca actuarían así. Su casa nunca se vería así.

Lo oímos. Lo creemos. Entonces nos asfixiamos tratando de arreglarnos a nosotros mismos y a los demás.

Amigas, hoy les quiero decir. No lo tengo todo ordenado. Mi baño necesita ser limpiado y mis montones de ropa sucia cubren el piso. Mis hijos se equivocan y yo también, todos. Qué día.

Y me ha dicho: «Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.» 2 Corintios 12:9

Vivo por la gracia de Dios y nada más. Todos lo hacemos. Así que tal vez hoy necesite darse a si mismo, o a alguien más, un descanso. Tal vez necesite pedirle a Dios una manera diferente de ver las cosas. Quite a esa persona perfecta de su pedestal y vea la realidad de la gracia de Dios hecha perfecta en su debilidad.

Dios no está buscando una ofrenda perfecta. Él solo le quiere a usted, con defectos y todo. ¿Agachará la cabeza y vendrá delante de Su presencia? Él frotará la suciedad asquerosa y usted vivirá para contarlo.

Copyright © 2021 por Katy McCown @https://katymccown.com/2014/10/29/in-case-you-thought-i-was-perfect/ Ninguna parte de este artículo puede reproducirse o reimprimirse sin el permiso por escrito de Lifeword.org.

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