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Feb 03, 2022 11:44am
El Ofensor, el Ofendido y el Perdonado
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El perdón es el acto de perdonar a un ofensor. ¿Pero puedo ser honesto con usted? En el viaje de la vida, regularmente me encuentro con personas que están atadas por las consecuencias de no perdonar a un ofensor (alguien que los ha lastimado). Si quiere saber cómo se desarrolla eso, aquí se lo explico:

– Alguien le ofende (lastima). Usted elige no abordarlo de manera oportuna. 

– El dolor se convierte en ira. Decide no abordar la ira. 

– La ira se convierte en amargura. Decide no abordar la amargura.

– La amargura se convierte en odio. Elige no abordar el odio. 

Se vuelve tóxico con usted mismo y con todos los que le rodean: familia, amistades, compañeros del trabajo, hermanos de la iglesia, etc.

Entonces, ¿por qué nos aferramos a la falta de perdón hasta el punto que se vuelve tóxico para nosotros y para quienes nos rodean? He aquí algunas posibilidades:

  • El dolor es demasiado grande, por lo que el ofensor no merece el perdón.
  • El ofensor sigue haciendo daño.
  • Los recuerdos del dolor nos impiden perdonar.
  • Queremos que el ofensor pague, sufra, experimente el daño.
  • No hay voluntad para perdonar hasta que el ofensor asuma la responsabilidad por ello.
  • El perdón puede interpretarse como un comportamiento aceptable.
  • Temen que el perdón signifique una relación restaurada.

VERDADES: 

  • Ninguno de nosotros merece el perdón, sin embargo, Cristo fue clavado en la cruz por cada pecado pasado, presente y futuro porque teníamos una deuda que no podíamos pagar. Nosotros no merecíamos perdón. Pero Él sintió misericordia (compasión) hacia nosotros y nos extendió la gracia. (¡El perdón es siempre un regalo! No es algo que merecemos, sino algo que se nos da.)
  • Necesitamos perdonar a los demás por nuestro propio bien. Pero eso no significa que tengamos que seguir siendo objeto de continuas ofensas. Establezca límites saludables.
  • A veces debemos recordarnos a nosotros mismos que hemos perdonado a alguien. A diferencia de Dios, no siempre somos capaces de olvidar las cosas. Pero tenemos la opción de no vivir en el pasado. 
  • No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.» (Romanos 12:19). Confiemos en Dios pues Él ve y sabe lo que ha sucedido y se encarga de castigar el pecado. Pero tenga en cuenta que Él castiga nuestros pecados contra los demás también.
  • Es posible que sus ofensores nunca admitan que lo lastimaron, ya sea porque no saben que lo hicieron (aunque usted crea que deberían saberlo) o porque no creen que hayan hecho nada malo. (Aun así, debemos perdonar por nuestra propia salud espiritual, mental, emocional y física.)
  • . Perdonar no es reconocer que la acción/comportamiento estuvo bien. El perdón es para nuestro propio bienestar.

En Mateo 18:23 Jesús cuenta esta parábola: «Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. 

 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.

Mire el versículo 27. El amo del sirviente se compadeció (misericordia, compasión) de él, canceló la deuda (lo perdonó) y lo dejó ir (lo liberó). 

El perdón genuino comienza con piedad (misericordia, compasión) hacia el ofensor y resulta en un perdón para el ofendido que viene del corazón. El resultado es que tanto el ofensor como el ofendido son liberados de la esclavitud.

Si tiene problemas para perdonar, comience a orar para que Dios le dé misericordia hacia esa persona. Literalmente ore para que Dios haga eso por usted. Muchos dirán: “Nunca podría perdonar a esa persona.” No, usted no puede; pero Dios, en y a través de usted, sí puede. 

Y comience pidiéndole que le dé misericordia hacia su ofensor. Queridos, he escuchado algunas historias asombrosas y locas de aquellos que han confiado en Dios para ayudarlos a obtener misericordia hacia un ofensor, así que prepárese. ¡Él le sorprenderá!

¿Conoce la misericordia y la gracia incondicionales de Dios? Si no, puede aceptar ese regalo gratuito a través de su Hijo Jesús, quien murió en la cruz. Nunca se arrepentirá de esa decisión de entregarle su vida. Sí, eso significa que es posible que tenga que “rendirse” y dejar atrás parte de su vida anterior, pero su nueva vida significa estar en la palma de la mano de Dios para siempre.

Copyright © 2021 por Vickie Arruda @https://purejoyinternational.blogspot.com/2018/11/mercy-key-to-forgiveness.html/ Ninguna parte de este artículo puede reproducirse o reimprimirse sin el permiso por escrito de Lifeword.org.

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