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Hay un tramo de la carretera interestatal 40 oeste a las afueras de donde vivo por el que pasamos mi madre y yo en dirección a otro pueblo pequeño. Cada vez que llegamos a ese lugar en la I-40, no pasa mucho tiempo antes de que ambas digamos: «¿Qué es ese olor?» En serio, ¡es un mal olor!
El olfato es uno de los cinco sentidos que Dios nos dio para relacionarnos con el mundo que nos rodea a través de nuestro cuerpo físico; los otros son la vista, el oído, el gusto y el tacto. Si alguna vez se toma el tiempo para pensar realmente en el papel de cada uno, es muy interesante. Pero, por ahora estamos hablando del olfato. Los olores pueden alertarnos de peligros como el olor a humo en una casa, una fuga de alcantarilla, un desayuno quemado, fuga de gas, etc. Los olores también pueden alertarnos de cosas como la lluvia que se aproxima o de un pastel que sale del horno. El olor también tiene el poder de atraernos hacia una persona, a los alimentos o a un jardín de flores.
En 2 Corintios 2:15-17, el apóstol Pablo escribe sobre el «olor», por así decirlo, cuando habla a los creyentes de la iglesia de Corinto acerca de ser responsables ante Dios de compartir el evangelio de Cristo.
2 Corintios 2:15-17 (Reina-Valera 1960)
15Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden,16a estos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquellos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?17Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.
Me encanta este pasaje porque Pablo básicamente está diciendo: “¡Oye, no te estamos dando un perfume barato!” Le ha costado la vida a un hombre. Nos está costando la vida y te costará la tuya. Pero qué dulce aroma es entre aquellos que se salvan y se salvan en lugar de un sustituto barato que lleva a la muerte, que es vendido por algunos.
Usted puede preguntarse por qué estoy escribiendo sobre este tema hoy. Bueno, simplemente el verso me llamó la atención esta mañana cuando tomaba mi taza de café. Y comencé a pensar en las ocasiones en que no me entrego al Señor en la forma en que manejo una situación dada y mi carne se levanta en su lugar.
Estoy seguro de que alguien está diciendo: «¿Qué es ese olor?» ¡Huele tan mal! Y no se quede sentado leyendo esto como si no supiera de lo que estoy hablando. Tenemos una elección diaria de cómo manejar las situaciones de la vida. O nos rendimos al Espíritu Santo de Dios en nosotros o nos rendimos a nuestra carne. Solo hay dos opciones:
Entregarse al Espíritu Santo es morir a uno mismo, lo que suscita un dulce aroma de Cristo.
La entrega a la carne es egoísta y provoca el olor del yo.
No sé ustedes, pero deseo vivir una vida donde Cristo obre en mí y a través de mí para que otros se sientan atraídos por ese aroma de Cristo en mi vida. ¡Eso viene de ser salvos solo por Su Gracia y de leer y vivir por Su poder las verdades de Su Palabra en nuestro caminar diario con nuestro cónyuge, familia, amigos y las naciones!
Copyright © 2022 by Vickie Arruda @https://purejoyinternational.blogspot.com/2014/08/whats-that-smell.html/ Ninguna parte de este artículo puede reproducirse o reimprimirse sin el permiso por escrito de Lifeword.org.