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Jul 30, 2024 09:00am
Deja que Su luz brille a través de ti
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Observé con asombro cómo los colores brillantes se movían a través de las cortinas. Pequeños arcoíris de púrpura, amarillo, rojo y azul. Moví los prismas en la lámpara y los arcoíris comenzaron a moverse una vez más, de un lado a otro a través de las cortinas blancas.

Mi mente se llenaba de preguntas. ¿Cómo aparecían estos colores? ¿Estaban atrapados dentro del pequeño prisma y la luz los liberaba? Examiné la estructura clara de vidrio, hipnotizada por ella y pensando en lo maravilloso que era este pequeño objeto. Pero entonces, mi abuela apagó la luz.

Los arcoíris desaparecieron.

Y el prisma era simplemente un pedazo de vidrio. Nada hipnotizante en él ahora.

Mi abuela explicó que estos pequeños trozos de vidrio tenían un trabajo especial y era reflejar la luz de la fuente principal. Y cuando lo hacían, creaban la imagen más hermosa de lo que era la luz. Pero solos, el prisma era solo un pedazo común de vidrio.

Juan 1:6-9

«Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.»

Juan. En las Escrituras, es conocido como Juan el Bautista o Juan el Bautizador. No debe confundirse con el autor Juan, eran dos hombres diferentes. Juan el Bautista era en realidad un primo de Jesús, nacido solo unos meses antes que Él, hijo de Elisabet, prima de María, y su esposo Zacarías.

En este pasaje, aprendemos que Juan tenía un propósito especial de Dios. Él debía ser un testigo de la Luz. De nuestras lecturas anteriores, definimos quién era la luz: Jesús. Entonces, Juan debía ser un testigo de Jesús. Él debía reflejar la luz.

Al igual que ese pequeño prisma.

Jesús, la verdadera Luz, brilla intensamente. Juan, el prisma, reflejaba esa luz al mundo y mostraba lo hermoso que era Jesús y la promesa que había venido a cumplir.

¿Sabías que Dios también te envió con un propósito? Al igual que Juan, hemos sido creados y diseñados para reflejar la luz y ser testigos de quién es Jesús. Sin la verdadera fuente, Jesús, no somos nada. Pero cuando lo aceptamos como nuestro Salvador, la luz brilla a través de nosotros y revela la belleza de Su salvación y quién es Él.

¿Estamos reflejando la luz? ¿O nos hemos distanciado tanto de la verdadera fuente que ya no brillamos?

¡Deja que Su luz brille a través de ti y los colores de Su amor se muevan para que todos lo vean!

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