Blog

Ene 23, 2024 08:00am
Nunca lo haría…
1140 Views

«Nunca lo haría, nunca.»

¿Te ha pasado? Sí, a mí también.

Una y otra vez, me he encontrado comiéndome mis palabras. Afirmé que nunca haría algo, y en ese momento, lo creía al 100%. Pero luego, llegaba ese momento, y me sorprendía recordando esas palabras.

A veces, solo me reía. Pero en otras ocasiones, la vergüenza y el arrepentimiento llenaban mi ser.

¿Cómo había llegado tan lejos? ¿Cómo terminé aquí? Ni en un millón de años hubiera imaginado que haría algo así.

Pedro también ha estado allí.

Lucas 22:31-34

«31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. 33 Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte. 34 Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.

Estas palabras fueron duras para Pedro. Puedo imaginar su rostro: ojos llenos de incredulidad, una expresión de confusión y, conociendo el temperamento de Pedro, probablemente un poco de enojo. Inmediatamente, declara su lealtad a Jesús. Afirma lo lejos que está dispuesto a llegar.

Sus palabras fueron simples.

Nunca haría eso.

Pero sucedería ese mismo día. Y allí estaría Pedro, diciendo » creí que nunca lo haría, nunca».

Y está es la mejor parte: Jesús no solo le dio la mala noticia. También le dijo a Pedro que se arrepentiría y regresaría a Él. Y luego, Pedro seguiría siendo un líder fuerte y alentador para los discípulos. Y, como conocemos su historia, para muchos más.

Cuando nos encontramos en esa posición, en medio de una situación que nunca haríamos, tenemos una elección. Podemos seguir el ejemplo de Judas o podemos seguir el ejemplo de Pedro.

Judas lo lamentó, pero Pedro se arrepintió.

Me gustaría decir que nunca estaré en esa situación, pero eso es lo que inició toda esta conversación…

Copyright © 2023 by Yalanda Merrell Lifeword.org. All rights reserved. No part of this article may be reproduced or reprinted without permission in writing from Lifeword.org