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Sep 08, 2021 00:30am
El Precio de la Impaciencia
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Cometí un crimen horrible.

Yo también lo sabía. Lo que hice, no tenía excusa. Y ella me iba a matar por eso.

Señoras, saben de lo que estoy hablando. Mi cabello se estaba volviendo largo y quería flequillo, pero no pude entrar para ver a mi peluquero lo suficientemente rápido. Cuando llamé para hacer una cita, me dijo que seria hasta la otra semana antes de que pudiera llegar, pero prometió ponerme en la agenda.

Estaba impaciente y quería que se hiciera en ese momento, allí mismo.

Entonces…

Me corté el cabello.

Tomé el asunto en mis propias manos… y vaya que fue un error.

No pude conseguir el lado derecho ni siquiera con el izquierdo. Entonces, tomé un poco más de aquí, y luego un poco más de allá. A primera vista, pensé: «Eh, esto no está tan mal.»

Pero luego no pude detenerme, y también recorté un poco mis capas… Una mirada en el espejo y me horroricé.

Gran error.

Debería haber sido paciente.

Había causado más problemas al intentar «arreglar» mi problema.

En el libro del Génesis, leemos sobre cómo la impaciencia de otras personas también tuvo consecuencias.

En Génesis 25:23, Dios le dice a Rebeca que tendría mellizos y ellos representaban a dos naciones que estarían una contra la otra. Pero aquí está el asunto: el mayor serviría al menor, lo cual, en esos días, era algo inaudito.

Ahora, dos capítulos más adelante en Génesis 27, vemos que los niños ahora son adultos y su padre está cerca del final de su vida.

Casi ciego, Isaac le pide a su hijo mayor, Esaú, que vaya a cazar y le traiga su cena favorita para poder darle la bendición debida al mayor.

Pero su esposa Rebeca lo escuchó y recordó que Dios le había dicho que el mayor serviría al menor. Y Jacob, el más joven de los dos, también resultó ser su favorito. En lugar de hablar con Isaac al respecto, ella inventa un plan y le dice a Jacob cómo puede engañar a su padre y robar la bendición de Esaú.

Cuando Jacob escucha el plan, no dice: «No, esto no está bien.» Pero en cambio, le preocupa que lo atrapen interpretando el papel. Entonces, su madre le instruye sobre cómo disfrazarse para que su padre piense que es Esaú.

Esaú es mucho más peludo que Jacob, aparentemente, así que necesitaba ponerle pelo de cabra en los brazos para engañar a su padre casi ciego si se acercaba y lo tocaba.

Y el plan vale la pena, de alguna manera.

“Entonces éste fue a su padre y dijo: Padre mío.

E Isaac respondió: Heme aquí.  ¿Quién eres, hijo mío?

Y Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito. He hecho como me dijiste. Levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas.

Entonces Isaac dijo a su hijo: ¿Cómo es que la hallaste tan pronto?

Y él respondió: Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí.

E Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora, y te palparé, hijo mío. Por si eres mi hijo Esaú o no.

Y se acercó Jacob a su padre Isaac. Quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú. Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo. Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú?

Y Jacob respondió: Yo soy.» ( Génesis 27:18-24)

Tres veces en siete versículos, Jacob le mintió a su padre. No solo lo estaba engañando, sino que le estaba mintiendo en la cara.  

Tanto Rebeca como Jacob estaban impacientes.

Sabían lo que Dios había dicho, pero en lugar de esperar en Dios, tomaron el asunto en sus propias manos y lo arruinaron.

No fue una mentirita.

No fue un pequeño acto de engaño.

Seguía empeorando cada vez más.

Cuando el pecado no se controla, se multiplica sin control. Los pecados de Jacob y Rebeca trajeron consecuencias en el futuro y pagó un precio extremadamente alto por algo que ya tenía garantizado.

El engaño siempre tiene consecuencias. Y para Jacob, ellos estaban huyendo de un hermano que quería asesinarlo y dejando atrás una familia dividida y donde nunca más volvería a ver a su madre.

Jacob y Rebeca eligieron su propio camino en lugar del de Dios.

¿Cuál es la lección aquí? Sea paciente y confíe en que Dios tiene el control y que Su tiempo no es el suyo.

Tiene un mejor momento y un plan perfecto en comparación con nuestros esquemas.

Incluso si puede sentir que todos los demás están obteniendo todo y usted se queda atrás, no se canse de hacer lo que es bueno y correcto.

Espere pacientemente en el Señor.

Él se preocupa por usted.

Su camino es correcto.

Cuando nos apoyamos en nuestro propio entendimiento y tomamos las cosas en nuestras propias manos, solo conduce a la destrucción y a algunos cabellos realmente desordenados.

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