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Abr 28, 2020 20:02pm
La vida no es justa
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¡No es justo!


Creo que dije esto millones de veces a mis padres o abuelos en respuesta al castigo inevitable que me impartirían cuando desobedecía.
Ya sea porque tuve una mala actitud, le respondí mal a mi madre, porque fui a algún lugar donde mi padrastro me dijo que no fuera o por cosas odiosas que le decía a mi hermana, el castigo siempre se ajustaba a la gravedad de mis acciones.

En Génesis capítulo cuatro, vemos el castigo para Caín después de que asesinó a su propio hermano.


Génesis 4: 9-16 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara. Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén.

Caín sintió que su castigo era demasiado duro. Su súplica a Dios era, «Dios, mi castigo es más de lo que puedo soportar», creo que fue una exageración.

Él, en esencia, estaba diciendo «¡No es justo!»

¡Oye! Él acaba de cometer un asesinato. ¡El primer asesinato fue contra su hermano! Pero fue más que odio o celos, las acciones de Caín fueron contra Dios, y Dios lo castigó en consecuencia. ¿Cuántas veces en nuestra vida comenzamos a cuestionar a Dios? Le preguntamos: «¿Por qué me estás haciendo esto?»

Dios permite que ciertas cosas en nuestras vidas nos corrijan debido a nuestro pecado. Pero otras veces algunas cosas simplemente suceden en nuestras vidas. Pero Dios usará esas pruebas para moldearnos y fortalecernos.

Si las consecuencias son porque hemos desobedecido, Él en su gracia nos perdonará, pero tendremos que enfrentar el castigo.

“No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,
Ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga,
Como el padre al hijo a quien quiere.” (Proverbios 3: 11-12)

Cuando batallamos en la vida, incluso si es porque hemos pecado, Dios está listo para ayudarnos si clamamos a él.


No importa lo que hayas hecho, lo que hayas dicho o dónde has estado, acercarte a Dios hoy.

¿Estás sufriendo de dolor? Dios es nuestra esperanza.


¿Te estás ahogando en las consecuencias de tu pecado? Jesús es la respuesta para encontrar el perdón.

Entrégale todo a Él hoy.

Copyright © 2020 por Yalanda Merrell. Ninguna porción de este artículo puede ser reproducida o reimpresa sin permiso por escrito de Lifeword.org.

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