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“Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.” 1 Pedro 2:25 RVR1960
El apóstol Pedro compara a los creyentes con las ovejas, las ovejas y los humanos tienen muchas cosas en común.
En primer lugar, las ovejas fácilmente se descarrían, si una de ellas por distraída se sale del rebaño, enseguida se pierde y anda sin rumbo fijo, ellas no tienen un instinto de encontrar su camino a casa y en consecuencia son incapaces de hallar alimento adecuado y agua, abandonadas a su suerte comen indiscriminadamente plantas buenas, así como plantas venenosas. Beben agua saludable, así como agua sucia y estancada. Desde el momento en que el hombre desobedeció a Dios en el Edén, anda por el mundo sin rumbo fijo, incapaz de encontrar por esfuerzo propio el camino a casa, viviendo en una sociedad donde constantemente somos contaminados con una filosofía humanista y depravada, con los placeres y deleites del pecado, con una generación que le da la espalda a Dios y a su palabra, esto en vez de mejorar nuestra condición simplemente la empeora.
En segundo lugar, las ovejas son frágiles, Al esquilarla, debajo de toda esa cobertura de lana, es un simple animalito todo flaquito y débil. El hombre externamente se puede ver bien, puede incluso alcanzar el éxito, la fama y una gran posición en la sociedad, sin embargo, internamente sin Dios no existe gozo, paz ni esperanza. Nuestra condición es muy semejante a los sepulcros en nuestros días, por fuera nos vemos bien y hermosos, cubiertos de flores y adornos caros, sin embargo, por dentro solo estamos cubierto de impurezas y suciedad. Esta es la condición del hombre sin Dios.
En tercer lugar las ovejas se ensucian fácilmente, toda oveja segrega en su lana una gran cantidad de lanolina aceitosa que impregna su vellón, a estas se adhiere mucho polvo, pasto y suciedad traída por el viento; y estos animalitos no tienen la habilidad de limpiarse, así que permanecen sucias hasta que los pastores las esquilan. Si esto no pasa se puede acumular suciedad a nivel de sus colas y causar que no eliminen adecuadamente sus desperdicios llevándolas a enfermar o incluso a morir. El hombre es muy semejante, vive en constante impureza y pecado, ama lo que es malo y desecha lo que es bueno y como consecuencia lo único que le espera es la muerte física y espiritual.
En cuarto lugar son por naturaleza pasivas y prácticamente indefensas contra los depredadores, y cuando son atacadas su único recurso es huir llenas de pánico, el pastor debe estar siempre alerta para defenderlas y rescatarlas de ataques. En nuestros días hay enseñanzas que al hombre le parecen correcto y adecuadas, sin embargo su fin solo conduce a la muerte y la perdición eterna. tantos falsos pastores, apóstoles y profetas se presentan en nuestros días vestidos como ángel de luz y cuan fácilmente engañan a la mayoría, sin embargo la gente no se da cuenta que son devorados y condenados a la destrucción de sus almas.
En quinto lugar las ovejas son animales egoístas, cuando se ven ante un peligro, por ejemplo un perro, los animales en el rebaño huyen hacia el centro del grupo para perderse en la multitud y pasar desapercibidos. No pasa lo mismo con el hombre, solo piensa en si mismo, todo el mundo gira alrededor de él ya que el se ama con todo su corazón, con toda su mente y con todas sus fuerzas.
En este texto hay unas hermosas palabras y esta son “pero ahora” sin Cristo vivíamos muy semejantes a estas ovejas pero ahora en él todo es diferente, en Cristo somos nuevas criaturas. Así como el hijo pródigo en medio de toda nuestra miseria y dolor, nos arrepentimos de nuestra condición, colocamos nuestra fe en Jesucristo y volvimos al padre, nuestro amado pastor, nuestro Señor Jesucristo, aquel que nos acogió entre sus brazos y de ahí en adelante nos guía, nos alimenta, nos protege, nos limpia y nos restaura.
Que hermoso pastor el que tenemos, gracias amado Jesús.
–Paul Tinoco Huaraca
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