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Dic 02, 2018 21:17pm
Mi Jesús
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No sabemos por cierto que Jesús haya nacido en esta época del año. Les he dicho que para mí, todos los días del año son Navidad. Al igual que en aquel entonces, Jesús busca dónde nacer en el corazón de uno, para ser rechazado, una y otra vez. Oh…pero cuando encuentra un lugar. ¡Qué maravilloso! Hasta los ángeles hacen fiesta en los cielos, así como lo hicieron esa maravillosa noche.

Este mes, si Dios lo permite, vamos a regresar numeradas veces a ese establo en Belén. ¿Quién, viendo a ese pequeño bebé, acostado en ese pesebre, hubiera pensado lo que lograría con sus 33 años de vida aquí en la tierra? Mi oración es que pensemos en lo que puede continuar haciendo a través de nosotros en el CDV, convirtiendo cada día en Navidad.

Isaías 42:1 dice, “He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.” Al ver a esa pequeña criatura, ¿quién hubiera pensado que crecería para ser el Siervo de siervos.
(1) Mi Jesús no es cualquier siervo. Por medio de Su profeta Isaías, Dios aclara con mucha anticipación, que Jesucristo sería Su siervo, y que Él mismo lo sostendría. Siempre habrá quienes intenten minimizar el sacrificio que Jesús hizo por nosotros en la cruz del Calvario, señalando que no podía fallar debido a que era Dios. Tomarán un versículo como el de hoy, para señalar que como Jesús era Su siervo, Dios lo sostendría y no le permitiría pecar.

En Filipenses 2:5-8 encontramos que Jesús, humillándose, tomó forma de SIERVO, despojándose a sí mismo (el hecho de que era Dios), y en condición de hombre, fue obediente hasta la muerte en cruz. Todo esto lo sabía Dios antes de que hubiera un globo terráqueo llamado “mundo”.

Ser Dios, a Jesús, no le detuvo de sangrar, sentir los clavos en sus manos y pies, sentir el ardor de las espinas penetrando su cuero cabelludo, ni los latigazos que abrieron Su piel. No detuvieron su habilidad de sentir el rechazo, cuando por primera vez el Padre le dio la espalda.

En la historia del ser humano, ni antes, ni después, habrá siervo como lo es mi Jesús.

(2) Mi Jesús trae contentamiento al Padre. Nuestro texto dice, “He aquí mi siervo en quien mi alma tiene contentamiento. Debido a la actitud mostrada por nuestro Señor Jesúcristo, su devoción al Padre y el cumplimiento de Su voluntad, nuestro Señor es el único quien realmente le place.

En Colosenses 3:17 somos instruidos a hacer todo en el nombre de Jesus, dando gracias a Dios Padre por medio de Él. ¿Por qué? Porque tú y yo somos incapaces de complacer al Padre. Lo único que Él recibirá de nosotros, es lo que Su Hijo hace a través de nosotros. Recordemos siempre que la Iglesia es el cuerpo de Jesús. Dios recibe honra a través de la Iglesia, porque la Iglesia es cuerpo de Su Hijo (Efesios 3:21).

(3) Mi Jesús se deja guiar por el Espíritu. El liderazgo del Espíritu Santo fue muy importante para Jesús. Su nacimiento comenzó porque María concibió del Espíritu Santo. Cuando Jesús inicia Su ministerio es llevado al desierto para ser tentado por el diablo. ¿Quién le lleva? ¡El Espíritu! Y antes de regresar al cielo (en Juan 14), Jesús aseguró a Sus discípulos que el Espíritu estaría CON ellos y EN ellos, guiándoles a TODA la verdad.

Efesios 4:30 nos da esta amonestación: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” ¿Cómo es que podemos afligir al Espíritu? No siendo obediente a Su liderazgo. Atribuyéndole cosas que no son de Él. Nunca hemos de olvidar que Satanás se viste como ángel de luz. Una de las cosas que mas me afligen el día de hoy, es ver a hermanos quienes aseguran que están llenos del Espíritu, pero no sirven, ni evangelizan, ni discipulan. La Biblia nos habla de tener cuidado. 1 Juan 4:1 dice, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.”

Hermano, Jesús legó a ser Siervo de siervos, no buscando mostrarse espiritualmente superior a los demás, sino sirviendo. Si venimos al CDV que sea para servir a Dios y a los demás en Su Nombre.

Amigo, Jesús el Siervo de siervos se humilló por completo para darte salvación. ¿Te humillarás hoy tú, para servirle?

–CDV

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