Blog
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,” Efesios 2:19 RVR1960
El apóstol Pablo hace un contraste en lo que éramos antes de conocer a Jesús y lo que somos ahora en Cristo.
Nuestra condición sin Cristo era de extranjeros y advenedizos, un extranjero es una persona que no es ciudadano de un determinado lugar y un advenedizo es aquel extranjero que aún viviendo en un determinado lugar no tiene los derechos propios de los ciudadanos. Sin Cristo solo éramos extraños, ajenos a la ciudadanía celestial, no teníamos ningún derecho de estar ahí y menos aún gozar de los privilegios que Dios da a sus hijos.
Sin embargo el día que por la fe rendimos nuestra vida a él, el día que con un corazón arrepentido nos acercamos delante de su presencia, todo en nosotros cambio. Nacimos de nuevo, y cómo tal pasamos de ser “ciudadanos terrenales a ciudadanos celestiales” de “hijos de ira a hijos de Dios” “de la familia del diablo a la familia de Dios.
¿no es esto maravilloso? ahora en Cristo gozamos de una ciudadanía celestial y no estamos solos sino que la compartimos al lado de nuestra familia en la fe, aquellos a quienes la escritura llama santos, los creyentes de todos los tiempos y de todas las edades.
A la edad de 16 años Dios permitió que viaje a un país extranjero por el espacio de 10 años, deje mi hogar, deje mi familia terrenal, sin embargo saben nunca me sentí solo. Los hermanos de Santa Cruz -Bolivia me adoptaron como un hijo.
No importa a qué lugar del mundo viaje uno, siempre que encuentre a una familia Cristiana encontrará a unos amigos y hermanos, encontrará a la familia de Dios.
Hay un coro que me gusta mucho y dice lo siguiente “Soy feliz porque soy de la familia de Dios; me lavó. en la sangre mi Salvador. Heredero con Cristo, hijo soy por su amor; soy feliz en la familia, la familia de Dios.”
Agradezco a Dios por darme una maravillosa familia cristiana, se que no todo es color de rosa, hay momentos en que vienen pruebas y adversidades, momentos de dolor, tristeza, y muchas lágrimas, sin embargo también hay momentos de alegría, diversión y gozo, sea cual fuere el momento que estemos atravesando, se que tengo hermanos que estarán a mi lado en cualquiera sea la situación. Y saben que es lo más maravilloso, esta no es una familia común y corriente es la familia de Dios, es Dios quien la cuida, es Dios quien la guarda, es Dios quien la moldea a su imagen, y es Dios quien la preservará hasta el fin de los tiempos.
–Paul Tinoco Huaraca
PUBLICA UN COMENTARIO