Blog
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.”S.Juan 10:11 RVR1960
Hace algunos años salió en las noticias, algo que llamó la atención de toda una población en la provincia de León, España, el señor Belarmino de la fuente Mayo cuya profesión era el pastorear ovejas, fue encontrado muerto en el mismo pozo al que había caído una oveja, se cree que, en el intento por salvar al animal, cayó al agua y sus intentos por salir de ella fueron vanos. Belarmino de la fuente murió a la edad de 81 años, nunca quiso jubilarse para dejar su profesión, y como dijo su viuda entre lágrimas cuando llegó al lugar de los hechos, “siempre estuvo dispuesto a hacer cualquier cosa por sus ovejas.
Que hermosa acción, sin embargo, por más que este humilde pastor hizo una buena acción, estoy seguro que, si él hubiera sabido que esa acción lo llevaría a la muerte, ni siquiera lo hubiera intentado. Por el contrario, tenemos un pastor que fue de forma voluntaria a muerte por el bienestar de sus ovejas.
Nuestro Señor Jesucristo al ver nuestra condición tan triste y miserable aquí en la tierra, al ver que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, al vernos sin Dios y sin esperanza en el mundo, al vernos cargar esas cadenas tan pesadas, al vernos como ovejas descarriadas y al vernos camino a la destrucción eterna. por amor descendió al mundo, por amor se hizo hombre, por amor habitó entre nosotros, por amor entregó su vida como el precio de nuestro rescate.
No hay pastor tan precioso como nuestro salvador, quien viendo nuestra terrible condición y conociendo que la única sentencia que nos esperaba era la muerte eterna, él pago de forma voluntaria por nuestros pecados, el ocupo nuestro lugar en la cruz.
Hay una hermosa alabanza que resume bien lo que hizo nuestro buen pastor, esta alabanza dice “el misterio de la cruz, no puedo comprender; la angustia que llegó a sufrir. El perfecto Dios su hijo entregó, la copa amarga él bebió por mí. Por tu sacrificio me acercaste a ti, quitaste toda enemistad; tu gloriosa gracia derramaste en mí, tu misericordia es sin igual. Tu sangre mi maldad lavo, gracias Cristo, fue satisfecha la ira de Dios gracias Cristo, tu enemigo fui y hoy me siento a tu mesa, gracias Cristo.
Gracias amado pastor. Gracias mi buen Jesús.
–Paul Tinoco Huaraca
PUBLICA UN COMENTARIO