Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,

Buenos días es un placer estar aquí de nuevo con ustedes y vamos a seguir estudiando Principios de Liderazgo desde el libro de 2 Timoteo. Hoy vamos a estar en el primer capítulo de 2 Timoteo hablando de los principios de Liderazgo, la semana pasada hablamos acerca de la importancia de tomar responsabilidad por su propio fuego. En otras palabras . Por eso podemos ver que el líder tiene la responsabilidad de mantener cuidado, de mantener vigilancia sobre su propio llamamiento de Dios.   Hoy vamos a hablar de unos pocos más principios. Y, primeramente, si estamos predicando, si estamos enseñando, si estamos guiando debemos tener la actitud y la mentalidad de no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor. En otras palabras, debemos ser convencidos de nuestro mensaje, sino creemos nuestro mensaje nadie más va a creerlo. Cuando Pablo habló con Timoteo, Pablo estaba encarcelado y la mayoría de la gente había abandonado a Pablo. Y Pablo está diciendo a Timoteo: no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo; sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios. Pablo no quería que Timoteo pierda la confianza en el mensaje o ni tener la cobardía y falta de valentía de hablar acerca de Jesús. Y este es el primer principio de hoy que debemos ser convencidos de nuestro mensaje. Debemos tener las convicciones que lo que estamos haciendo es lo más importante, es el más importante mensaje, es el más importante rol que podemos tener en el mundo. Debe ser convencido de su mensaje   Segundo principio es que debemos participar en las aflicciones por el evangelio, en la segunda parte del versículo 8 Pablo dice “sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios” en el inglés usa esos términos con parte en el sufrimiento por el evangelio. Hay un sentir que si alguien va a servir al Señor tenemos que aceptar y debemos esperar no con ganas, pero debemos esperar que un día vamos a sufrir para el mensaje que estamos predicando. El mundo está contra Jesús, tenemos familia que están contra Jesús, tenemos gente en la comunidad que están contra Jesús, el gobierno está contra Jesús. Debemos esperar que un día vamos a sufrir para el Señor, y no queremos que el sufrimiento venga, pero debemos saber que la Biblia dice que todos los que viven en Jesús o quieren servir a Jesús van a sufrir persecución, entonces vamos a tener la persecución, vamos a tener sufrimiento. A veces viene en la forma de relaciones, perdimos relaciones, a veces viene en el área de finanzas, otras veces en nuestra salud, hay un montón de maneras en las que satanás puede desanimar el siervo de Dios. Pero debemos participar en las aflicciones por el evangelio, pero debemos hacerlo y eso es parte del segundo principio. Debemos hacerlo no por nuestra propia fuerza, pero la Biblia dice en el versículo 8 “según el poder de Dios”. Solamente por el poder de Dios podemos seguir adelante en la obra del Señor, van a venir tiempos en los que nos damos cuenta de que nuestra fuerza y nuestra propia carne no es lo suficiente para hacer la obra del Señor, debemos tener el Espíritu Santo trabajando en nuestra vida por medio del poder de Dios.   Primer principio para hoy: sea convencido de su mensaje, hágalo con convicción, sabe lo que está diciendo y crea lo que está diciendo y también debemos aceptar el sufrimiento que viene por el evangelio del Señor Jesucristo. Y el ultimo principio que quiero tocar o quiero hablar hoy es que debemos honrar a nuestro llamamiento. En versículo 9 de este pasaje Pablo dijo a Timoteo “quien nos salvó” hablando de Jesús, que “Él nos salvó y llamó con llamamiento Santo”. Un llamamiento Santo significa un llamamiento apartado, que hemos sido apartados por Dios y para Dios y eso es algo especial y debemos honrar el hecho que Dios nos ha llamado para servir a Él y no todo el mundo tiene ese llamamiento. Y si somos líderes en la obra del Señor debemos honrar ese llamamiento ¿Por qué? Porque no es conforme a nuestras obras, no es algo que merecemos, no es algo que podemos decir ah porque yo tengo más talento o porque yo tengo más habilidad yo tengo ese llamamiento de Dios, no, no es por obras es por la gracia de Dios. Y sino según la Biblia dice “el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” Dios tuvo en mente la manera en que Él iba a usarte, por lo cual iba a llamarte antes de la fundación del mundo. Es un llamamiento Santo, que su origen es de Dios. Pablo dice en versículo 1 de ese libro “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios”. El entendió que la obra que hacía era la obra de Dios, que originó con Dios y el fue empoderado por Dios para hacer la obra del Señor y que no fue conforme a sus propios esfuerzos, pero más era por el propósito y la gracia del Señor.   Esta en el propósito de Dios que algunos tengan un ministerio grande, otros tienen ministerios pequeños, otros tienen ministerios con mujeres, otros con hombres, otros con jóvenes. Es Dios quien nos llama para estar donde estamos, para hacer lo que estamos haciendo y Él tiene el derecho de ponernos donde Él quiere y debemos de honrar ese llamamiento porque es único a nosotros. Si Dios nos ha llamado es un llamado especial. Entonces de nuevo otra vez, se convencido de su mensaje principio 1) se convencido de su mensaje, de su obra lo que está haciendo, debes creer que es la más importante obra en el mundo; 2) y también debemos participar en las aflicciones y sufrimiento que viene por el evangelio; y 3) debemos honrar ese llamamiento, porque es un llamamiento que viene de Dios, por el propósito de Dios y por medio de la gracia de Dios. Sigue adelante hermanos y hermanas, sigue haciendo lo que el Señor quiere para tu vida y Él va a usarte grandemente en la obra del Señor. Dios le bendiga.