Escritura
Y aconteció que estando Jesús en una de las ciudades, he aquí, había allí un hombre lleno de lepra; y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra lo dejó. Y Él le mandó que no se lo dijera a nadie. Pero anda--le dijo--, muéstrate al sacerdote y da una ofrenda por tu purificación según lo ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio. Y su fama se difundía cada vez más, y grandes multitudes se congregaban para oírle y ser sanadas de sus enfermedades. Pero con frecuencia El se retiraba a lugares solitarios y oraba.
La Confesión del Leproso (5:12), La Curación del Leproso (5:12-16) y Aplicación Jesucristo tiene tiempo para cada persona que le busca (Hebreos 13:5) Jesucristo tiene la capacidad para ayudar a cada persona que le busca (Colosenses 1:15-16) Jesucristo tiene el deseo para ayudar a cada persona que le busca (Isaías 41:10) Debemos compartir las buenas nuevas con otras personas (Romanos 10:13-15) Debemos orar con frecuencia (1 Tesalonicenses 5:17)