Escritura
De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario.
Después de un día del reposo lleno de actividades, podría suponer que el Señor sin lugar a duda se relajaría un poco durante el día siguiente. Sin embargo, lo vemos levantándose muy temprano, incluso antes del amanecer, para ir a un lugar solitario con el propósito de orar. ¿Qué nos enseña esto? Primero, Jesús dedicaba tiempo a la oración. En nuestro mundo agitado es muy importante buscar tiempo para orar no es fácil y creo que es una de las razones por la cual muchos descuídanos esta arma tan potente que Dios ha puesto a nuestra disposición. Jesús no era que tenía tiempo de sobra, no es que no hacía nada, sino que él valoraba y su prioridad era la comunión con el Padre. Como Jesús, debemos buscar tiempo para hablar con Dios, aunque eso signifique que tengamos que levantarnos antes que el día aclare.