Escritura
Esta esperanza mantiene firme y segura nuestra alma, igual que el ancla mantiene firme al barco. Es una esperanza que ha penetrado hasta detrás del velo en el templo celestial, donde antes entró Jesús para abrirnos camino, llegando él a ser así Sumo Sacerdote para siempre, de la misma clase que Melquisedec.
Podemos ver que el velo al que se refiere en el texto colgaba desde la entrada del Lugar Santo hasta el Lugar Santísimo, las dos habitaciones más ocultas del templo. Ese velo evitaba que alguien entrara y mirara dentro o diera una mirada ligera al interior del Lugar Santísimo. El sumo sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo una sola vez al año para estar ante la presencia de Dios y presentar la ofrenda por los pecados de toda la nación. Pero Cristo está en la presencia de Dios en todo momento, como el Sumo Sacerdote que puede interceder continuamente por nosotros, y no sólo una vez al año.