2Ti 4:6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 2Ti 4:7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 2Ti 4:8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Muchas personas sueñan con la llegada de su jubilación. Porque para ellos, ahora todos los días será domingo, ahora si pueden disfrutar de largas y merecidas vacaciones. ¿Pero realmente eso es lo que Dios tiene planeado para nuestros últimos días de existencia?   A medida que se acercaba su fin, el apóstol Pablo continuaba firme y fiel en su llamado. Dedicando sus últimos días al servicio del Señor.  Porque Dios desea que le sirvamos cada día que tengamos de vida.   El apóstol Pablo llego al final de su vida sirviendo a Dios, sirviendo a los demás. Sin duda alguna él se entregó por completo al Señor y su obra hasta su último aliento que tuvo de vida.   Cuando vivimos la vida en Cristo, ni importa en cual etapa esta se encuentre, ella nunca será un fastidio, una carga o al punto de considerarse sin utilidad o propósito.   Vivíamos una vida que se enfoque el fidelidad, servicio y entrega absoluta a Dios hasta nuestro fin. Que no se desperdicie nada. Porque, aun cuando morimos, si lo hacemos en Cristo, nuestra muerte tiene mucho valor para el Señor.   ¿En qué más piensas ahora que estas o quizás te diriges hacia tus últimos días? ¿Piensas en pelear la batalla hasta el final, en terminar la carrera, o te consideras así mismo, te consientes así mismo y no al Señor?