Enseguida el Espíritu le impulsó a ir al desierto.

La Tentación de Jesucristo Después de Su bautismo, el Espíritu Santo mandó a Jesucristo al desierto para ser tentado por Satanás (Marcos 1:12) La tentación de Jesucristo duró cuarenta días, y Él ayunó durante este tiempo Satanás no cuestionó la identidad de Jesucristo. En realidad, el diablo Le dijo que Él debía establecer Su reino en ese tiempo en vez de sufrir en una cruz Satanás tentó a Jesucristo tres veces (Mateo 4:1-11; 1 Juan 2:16): La pasión de la carne: Jesús tuvo hambre, y Satanás le dijo que debía hacer un milagro para convertir las piedras en pan, aunque no había terminado Su ayuno. Jesucristo respondió: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4). Esta referencia de Deuteronomio 8:3 explica que: 1) la Palabra de Dios es nuestra comida espiritual; 2) la Palabra de Dios es perfecta y confiable La pasión de los ojos: Satanás dijo que Jesucristo debía saltar del pináculo del Templo para demonstrar a las personas de Jerusalén que Él era el Mesías, pero Jesucristo declaró que no debemos tentar a Dios (Deuteronomio 6:16). Durante esta tentación, Satanás trató de distorsionar la Escritura (Salmo 91:11-12). La arrogancia de la vida: Satanás dijo que Jesucristo debía alabarle porque Satanás podía darle todos los reinos del mundo. Jesucristo declaró que solamente debemos adorar a Dios (Deuteronomio 6:13). Después que Satanás salió, los ángeles vinieron y ministraron a Jesucristo Donde Adán y Eva fallaron (Génesis 3:6), Jesucristo fue victorioso Los Primeros Discípulos y la Predicación de Jesucristo Después que Jesucristo fue tentado, Juan le vio otra vez y declaró, “He ahí, el Cordero de Dios” (Juan 1:35-36). Dos de los discípulos de Juan empezaron a seguir a Jesucristo (Juan 1:36) Uno de los discípulos se llamaba Andrés, y Andrés le dijo a su hermano Simón Pedro que había encontrado al Mesías (Juan 1:40-42) El próximo día Jesús llamó a Felipe para seguirle (Juan 1:43) Felipe le dijo a un amigo que se llamaba Natanael que debía seguir a Jesús, Natanael dijo, ¿Puedo algo bueno salir de Nazaret? (Juan 1:46). Cuando Jesús dijo que por un milagro Él vio a Natanael cuando se sentó bajo de un árbol, él confió en Jesucristo como el Hijo de Dios y el Mesías (Juan 1:47-51) Jesús también llamó a Jacobo hijo de Zebedeo y a Juan su hermano para ser sus discípulos (Mateo 4:20-21) La responsabilidad de un discípulo era para ser “pescadores de hombres” (Mateo 4:19) En Galilea, Jesucristo enseñó en las sinagogas. Él ministró en el poder del Espiritu Santo (Lucas 4:14-15). 12 Cuando Él oyó que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea;13 y saliendo de Nazaret, fue y se estableció en Capernaúm, que está junto al mar, en la región de Zabulón y de Neftalí; 14 para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías, cuando dijo: 15 ¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles! 16 El pueblo asentado en tinieblas vio una gran luz, y a los que vivian en región y sombra de muerte, una luz les resplandeció. 17 Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. (Mateo 4:12-17) En Galilea, Jesucristo empezó Su ministerio en Capernaúm, una ciudad cerca del mar. Isaías profetizó acerca del ministerio de Jesucristo en Isaías 9:1-2. La misión de Jesucristo no solamente era para ser una luz para los israelitas, pero para los gentiles también. Jesucristo predicó el mismo mensaje que Juan el Bautista predicó: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado (Mateo 4:17). El Primer Milagro de Jesucristo (Juan 2:1-12) En Caná de Galilea, Jesucristo fue a una boda con Su madre y Sus discípulos Cuando se acabó el vino, María le dijo a Jesús que debía hacer un milagro Jesús explicó que Su hora no había llegado; estaba explicando que Su propósito era para obedecer a Dios en vez de Su madre Después Jesús convirtió agua en vino, y el sabor era mejor que cualquier vino porque todo lo que Jesús hace es perfecto Por Su milagro, Jesucristo manifestó Su gloria y Sus discípulos creyeron en Él