Escritura
“Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.”
Toda confianza depositada en el hombre es vana, es falible y fracasada. Se secará muy pronto y será insostenible. Pero si aprendemos a confiar en Dios, nos llenaremos de abundante vitalidad y fortaleza. En los momentos difíciles de la vida, cuando la desesperanza nos invada, recurramos a Dios. Él nunca nos dejara avergonzados o derrotados, sino que seremos bendecidos y afirmados, ante cualquier adversidad. Si deseamos experimentar una vida bendecida, llena de frutos, para poder bendecir a otros, tenemos que aprender a depender, confiar y esperar en el Señor. Estimado amigo ¿en quién está poniendo su confianza, en el hombre o en Dios? Para que los problemas, necesidades o enfermedades no le marchiten o sequen, permanezca en el Señor, Él le sustentara diariamente, le dará las fuerzas para florecer y dar muchos frutos.