1Reyes 19:14 "El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida."

Después de que el Profeta Elías, saliera victorioso en el monte Carmelo, al derrotar y matar a los 450 profetas de Baal, un dios pagano, Jezabel, la mujer del rey Acab, y sacerdotisa de Baal, tomó sin beneplácito, aquella famosa noticia.   En aquellos días, ya existía una persecución y un intento exterminio, a todos aquellos que sirvieran a Jehová, Dios de los hebreos, y a causa de Elías, quien era acusado de ser el responsable de la sequía, que trajo hambre a toda la región.   Esto se empeoro aún más, al conocerse la noticia que Elías había derrotado y matado, a todos los profetas de Baal. Jezabel juro cortar la cabeza del propio Elías, el principal causante de su pena e indignación.   El enojo de aquella sacerdotisa fue ineludible. Centenares de siervos de Señor murieron a causa de su fidelidad a Dios. Los muertos eran tantos, que Elías llego a pensar, que sólo él había quedado, de todos los profetas de Jehová.   Sin duda alguna, aquel tiempo, para los fieles, siervos de Dios altísimo, no fueron nada fáciles. Ellos vivieron en un lugar y en un momento muy inoportuno. La crisis llego a ser tal, que el mismo profeta Elías, decayó y presento su renuncia a Dios, en su oficio como profeta.   Juzgar de débil o falto de fe, a Elías por esto que hizo, podría ser un error, de nuestra parte. Porque la verdad es que muchas veces, cuando nosotros también experimentamos, los gajes del ministerio, también tratamos de actuar como víctimas, para causarle lastima hasta a Dios...