Escritura
Javiera: Hola Lulu, ¿cómo estás? Ardillita: Yo muy bien gracias a Dios, que bueno volverte a ver, lista para una aventura más en las Escrituras Javiera: Me encanta conocer esas historias maravillosas que nos enseñan de Dios, de su pueblo y de aquellas personas que El uso para llevar a cabo sus propósitos. Ardillita: Dios siempre usa a las personas, solo tenemos que permitirle que lo haga, porque muchas veces reusamos, estamos tan afanados en otras cosas y no queremos atender al llamado de Dios. Javiera: Me imagino que seguiremos aprendiendo de Moisés el siervo de Dios, ¿esta vez que hará Moisés? Ardillita: Bueno El y su hermano Aarón van a hablar con el pueblo, para contarle cuales son los planes de Dios para sacarlos de la esclavitud en la que se encuentran en Egipto. Javiera: Que alegría la debe haber sentido el pueblo con esa noticia, Dios había escuchado sus oraciones y también su sufrimiento. ¡Qué lindo que Dios nunca abandona a sus hijos Lulu! Ardillita: El pueblo entono alabanza, dieron gracias a Dios por escuchar sus oraciones, fue un momento muy alegre, pues solo Dios podía librarlos de su esclavitud. Javiera: Esta historia me recuerda otra verdad, que solo Jesús puede librarnos de la esclavitud del pecado, no hay otra manera de poder ser salvo, sino es por El. Ardillita: Exactamente, la salvación verdadera es aquella que viene solo de Dios. Javiera: ¿Y qué paso después que hablaron con el pueblo? Ardillita: Ahora tenían que ir al palacio del Faraón para comunicarle la decisión de Dios. Javiera: ¿Sera que el Faraón quiera obedecer a Dios? Él no era un hijo de Dios, por lo tanto, no respeta, no obedece y probablemente ni cree en el Dios de los hebreos.