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Escritura
En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó su voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
La celebración de la Fiesta de los Tabernáculos hacía énfasis en cómo Dios proveyó agua para Israel en el desierto en su camino a la tierra prometida. Jesús atrevidamente llamó a las personas que fueran a él a beber y satisfacer su sed más profunda, su sed espiritual. La invitación era amplia porque decía, si alguno. Inteligencia, raza, clase social, nacionalidad, o partido político no lo limitaban. Aun que Jesús hizo una invitación amplia muchos la limitan ¿Cómo? Uno debe ver su necesidad, y no todos están dispuestos a mostrar su necesidad mayormente espiritual. La sed no es nada en sí misma; es una falta de algo. Es un vacío, una necesidad, que solo la puede llenar la persona de Cristo Jesús.
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