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Lección 31: El carcelero de Filipos
Ps. Javier Muñoz
(Asociacion Mision Bautista de Nicaragua)
Duración: 00:06:09 Minutes
Listens:
16
Aired on Nov 17, 2021

Escritura

Hechos 16:23-34

Hch 16:23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. Hch 16:24 El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. Hch 16:25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Hch 16:26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Hch 16:27 Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Hch 16:28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. Hch 16:29 El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; Hch 16:30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Hch 16:31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Hch 16:32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Hch 16:33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Hch 16:34 Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.

Javiera: Buenos días Lulu, lista para contarme una aventura más de los viajes misioneros del Apóstol Pablo y sus compañeros Ardillita: Buenos días Javierita, hoy te voy a contar la historia de la conversión del hombre encargado de las cárceles de la ciudad de Filipos. Hechos 16:23-34 Javiera: Ah, entonces ese hombre era el policía responsable de cuidar a los presos de la ciudad. ¡Pero un momento! ¿Cómo Pablo y sus compañeros fueron a parar a la cárcel? Si ellos eran buenas personas. Ardillita: Los hijos de Dios son buenas personas, como tú dices, pero muchas veces esos son tratados de manera injusta por aquellos que no son amigos de Jesús y su evangelio. Javiera: Si es verdad, todavía en la actualidad, hay personas que actúan así. Ardillita: Un día el apóstol Pablo y su compañero misionero Silas, se dirigían a un lugar para orar. En la calle se encontraron con una joven, que estaba poseída por un espíritu malo, que le revelaba a la gente su futuro. Como la muchacha era una esclava, sus dueños ganaban mucho dinero con ella...