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Escritura
sino que cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído, y seducido.
¿Quién es responsable cuando usted se aleja para hacer el mal, cuando usted cede ante una tentación para practicar el mal? Dios no es responsable. El diablo no es responsable. Usted es responsable. De la misma manera en que cada uno de nosotros tenemos huellas digitales diferentes, cada uno de nosotros tiene una naturaleza moral diferente. Todos tenemos algo un poco diferente, que nos distingue de los demás. Una persona puede ser tentada a beber en exceso; otro, puede ser tentada a comer demasiado; otra persona puede ser tentada en el área del sexo. El problema siempre se encuentra dentro del individuo; ninguna cosa o influencia exterior nos puede hacer pecar, tiene que ser algo que viene de adentro, y allí es donde está el problema. El problema está aquí, dentro de nosotros con esa vieja naturaleza que tenemos y que no hemos permitido al Espíritu Santo que nos guíe.
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