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Siempre le he tenido miedo a la oscuridad. Apago la luz de la habitación y corro para saltar sobre la cama por temor a lo que podría estar al acecho debajo o detrás de mí. Hay una razón por la que suceden cosas malas en la oscuridad; sus malas acciones y maldad pueden ser ocultadas. Nadie puede verlo si está en la oscuridad, ¿verdad?
Mientras me tapo la cabeza con las sábanas, mi imaginación se vuelve loca sobre lo que sucede al otro lado de la manta. ¿Hay alguien en la habitación? ¿Fue un ruido lo que escuché? ¿Una sombra? Mi corazón se acelera. Aterrorizada, alcanzo la perilla de la lámpara y con dos clics la luz aparece, iluminando la habitación y revelando exactamente lo que estaba escondido… mi hermano de 14 años tratando de asustarme.
La luz es una cosa hermosa.
En Éxodo 25:31-40, Dios le da a Moisés las instrucciones para crear un candelabro de oro. Consistía de 7 lámparas, o tazones, estaba hecho de oro puro, medía aproximadamente 170 centímetros de ancho y descansaba en el Lugar Santo. Estas lámparas o cuencos debían llenarse con aceite de oliva puro y nunca debian apagarse todas a la vez. Debían estar encendidas continuamente.
«Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo. Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado. Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas en forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los seis brazos que salen del candelero. Y en la caña central del candelero cuatro copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores. Habrá una manzana debajo de dos brazos del mismo, otra manzana debajo de otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, así para los seis brazos que salen del candelero. Sus manzanas y sus brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro. Y le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante. También sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. De un talento de oro fino lo harás, con todos estos utensilios. Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte. (Éxodo 25:31-40)
El propósito del candelero era alumbrar a los sacerdotes cuando entraban al Lugar Santo. Pero significó mucho más que eso.
El oro representaba la Deidad de Dios.
El aceite representa al Espíritu Santo.
Y el mismo candelero, el dador de luz, representa a Jesús como la Luz del Mundo.
Si es creyente en Cristo, usted también tiene una luz que nunca debe ocultar. Debe brillar para permitir que otros vean la verdad. Debe señalarles la dirección en la que deben ir, hacia Jesús. ¡Su luz es alimentada por el Espíritu Santo en su interior!
Tal vez no le ha dado su vida a Cristo. Tal vez todavía se esconde en la oscuridad, con sus secretos y pecados ocultos. Se aleja de la iglesia, de leer la Biblia o de hablar con amigos cristianos porque ahí es donde está la luz. Si brilla demasiado, verán lo que ha escondido. Ellos sabrán sus pecados. Mi amigo, Jesús ya lo sabe. ¡Confiese esos pecados a Él y libérese de esa esclavitud!
Creyente, ore conmigo – ¡Lléname Señor con tu Espíritu Santo para que pueda brillar para ti! ¡Ayúdame a llevar a otros a la verdad! ¡Ayúdame a amar como tú amas!
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