La historian de Lifeword:

Ayudando a las Iglesias a cumplir La Gran Comisión a través de los Medios de Comunicación.

«Seguramente, solo tenemos que leer las primeras páginas de nuestro periódico o escuchar los noticias por radio para saber que nuestra nación está en tiempos de crisis, y creemos que la mayor ayuda que le podemos dar a nuestro propio país (Estados Unidos) es el evangelio del Señor Jesucristo. Hasta que los hombres conozcan a Jesús de una manera íntima al recibirlo como Salvador personal y ser transformados por su gracia, no podemos esperar hasta ver la justicia civil. Verdaderamente, Estados Unidos es uno de los campos misioneros más grandes y necesitados, y estamos convencidos de que a menos que demos lo mejor de nosotros para hacer conocer a Jesús a nuestro propio país, la libertad, la paz y la prosperidad que conocemos hoy no durarán por mucho tiempo. »

Aunque esto suena como un llamado a la acción para los cristianos de hoy, en realidad fue escrito en 1965 por Harold Morris, el primer misionero comisionado por las iglesias de la Asociación Bautista Misionera (ABM). Después de que su estado de salud lo obligó a abandonar su campo de misiones en Brasil, el hermano Harold se convirtió en un promotor de la ABM y viajó por todo el país llevando una pesada carga por los perdidos.

Dios le dio una visión para llegar a las multitudes a través de los medios de comunicación, y un sábado por la tarde del 4 de septiembre de 1965, el hermano Morris realizó la primera emisión de radio en KSTL en San Louis, Missouri «para hacer conocer a Jesús a las multitudes de nuestra propia tierra.» En Noviembre de ese mismo año Morris nombró su programa La Hora de la Cosecha del Evangelio (HGH por sus siglas en ingles), y tres años más tarde, se convirtió en un departamento de la ABM con Morris como su primer director.

El hermano Morris, fue un hombre con una visión increíble y un deseo de ser usado por Dios, él usó la mejor tecnología disponible para cumplir con la Gran Comisión. Cuando grabó esa primera transmisión de su programa La Hora de la Cosecha del Evangelio, desde la sala de su casa en Conway, Arkansas, su intención era «hacer un uso completo de los mejores medios técnicos de la comunicación … No aprovechar las ventajas de estas oportunidades será trágico dijo;» no solo para nosotros, sino para un mundo perdido y desilusionado. Al pensar un poco en años atrás, no usar medios que sean iguales a la tarea encomendada es como usar solo una pico y una pala para construir nuestras carreteras en nuestros tiempos… y es que nosotros estamos bajo órdenes: Debemos Ir, predicar y hacer discípulos.»

Entendiendo completamente la importancia que tiene el ministerio de la radio para los misioneros, él creía que «una transmisión de radio puede llegar a más personas por semana con el evangelio de lo que cualquier familia misionera puede alcanzar.» Durante su tiempo como director, estableció una relación con Radio Transmundial (TWR) la cual continúa transmitiendo hasta el día de hoy; él envió música, sermones y cintas de estudio bíblico por todo el mundo; y buscó las estaciones de radio más poderosas en América y en el extranjero para transmitir.

Lamentablemente, en noviembre de 1970, Harold Morris murió por complicaciones del corazón que lo afectaban desde que estaba en el campo misionero. A raíz de ese hecho lamentable un expresidente de dos colegios cristianos, A.R. Reddin se convirtió en director de La Hora de la Cosecha en febrero de 1971. Pronto agregó la necesidad de tener materiales impresos para la correspondencia en el seguimiento a las transmisiones por radio, especialmente las que detallan el plan de salvación, por esa razón hizo un llamamiento a las iglesias para que respondieran a esta necesidad financiera.

Después de un año sirviendo como director, A.R. Reddin murió en 1972, y el hermano Paul Bearfield, misionero en Taiwán y portavoz de la transmisión de La Hora de la Cosecha (HGH) durante varios años, salió del campo para convertirse en el nuevo director. Durante su mandato, se agregaron veintidós estaciones de radio en tres idiomas: inglés, español (Puerto Rico) y francés criollo (Haití).

En ese momento, las estaciones de radio en Arkansas, Louisiana, Mississippi, Missouri, Oklahoma y Texas transmitieron esos programas. Al mismo tiempo, hubo transmisiones traducidas al español en Puerto Rico y México y al francés criollo en Haití, pero pasarían tres años más hasta que HGH (La Hora de la Cosecha) tuviera sus propios programadores nativos.

Para ayudar a financiar el costo de la rápida multiplicación de las estaciones de radio estadounidenses y extranjeras, la posible transmisión de televisión, la gran demanda de materiales impresos y casetes, el aumento en los envíos postales y un nuevo edificio, para eso y mucho más el hermano Bearfield tuvo que viajar extensamente para hablar a las iglesias y grupos de hermanos.

En junio de 1975, con la intención de incluir algún día la transmisión de televisión, el personal de La Hora de la Cosecha se mudó a un edificio en el parque industrial de Conway. Hasta ese momento había cuarenta y cuatro estaciones en trece estados y tres países extranjeros que emitían transmisiones de La Hora de la Cosecha (HGH) en 1976 y 1977, siendo estos, los años de un tremendo aumento en las estaciones y lenguas extranjeras.

Fue durante esos años que La Hora de la Cosecha comenzó la programación del evangelio en Medio Oriente, en Israel, Egipto, Siria, Líbano, Jordania, Turquía y otros países de habla árabe. También se agregaron estaciones de radio en Sierra Leona, Panamá y Filipinas. Y en cuatro de esos países, los misioneros de ABM desempeñaron papeles importantes en el establecimiento de las transmisiones.

En Diciembre, después de años de oración, el misionero de Taiwán Jack Bateman predicó el evangelio en la lengua materna de este país (mandarín) y a millones de personas en China continental. Cinco programas fueron producidos en un lugar no revelado y traídos del «Lejano Oriente» a los estudios de La Hora de la Cosecha (HGH) por el Hno. Bearfield.

En enero de 1978, las emisiones de radio de La Hora de la Cosecha se escucharon en tres idiomas: portugués, illongo y mandarín. Los tan esperados idiomas español y árabe fueron agregados en 1979. Las cartas de respuesta de los oyentes a La Hora de la Cosecha (HGH) incluyeron solicitudes de folletos y tratados mencionados en las transmisiones.

Los programas de radio de La Hora de la Cosecha (HGH) nunca pidieron dinero en sus transmisiones al aire (y todavía no lo hacen), pero los oyentes a menudo enviaban cheques «para cubrir los gastos de transmisión en nuestra área.» Las transmisiones, estudios y equipos de producción costosos y a menudo también se aseguraban, permitiendo que el edificio quedara libre de deudas a fines de 1978, justo tres años después de su apertura.

En 1979, había solo ocho empleados en el ministerio, dos coordinadores de idiomas y seis oradores. El ministerio de los medios de comunicación estaba creciendo, los oyentes de todo el mundo estaban respondiendo, y las solicitudes para nuevas estaciones estaban aumentando. Mantenerse a la vanguardia de la tecnología era una prioridad, así que, con los costos de producción en aumento en 1980, se compró una computadora de $20,000 para ayudar a los empleados a «usar nuestro tiempo de manera más efectiva.»

En junio de ese año, el hermano Bearfield asistió a una conferencia durante la cual se enteró de un evento para recaudar fondos llamada “la caminata de fe», que represento la primera Camina de fe de La Hora de la Cosecha (HGH). Él había dirigido el ministerio durante ocho años y sabía que las transmisiones podrían llegar a más personas si pudiera transmitirse en más estaciones y en más idiomas, particularmente en los «idiomas nativos» de sus oyentes.

En octubre de 1980, las iglesias de toda la ABM por primera vez realizaron caminatas de veinte millas y así lograron recaudar tres veces la cantidad de dinero que tenía como objetivo el hermano Bearfield. La Caminata de la Fe había aumentado los fondos presupuestarios que ayudaron a expandir el ministerio de medios de comunicación, y en los siguientes seis años el evento recaudó aún más fondos.

El hermano Paul Bearfield falleció en enero de 1986 y dos días después la Junta nombró al hermano George Reddin director ejecutivo. Su primer gran objetivo fue actualizar el estudio de grabación con un costo de $ 90,000. No mucho después de que se entregó la cotización, se recibió un cheque por esa cantidad exacta, lo que significó un consuelo para el hermano Reddin ya que confirmó que Dios estaría con él durante su tiempo allí. Además de la calidad en los equipos de producción, también se centró en la calidad de los miembros del equipo «cuyos talentos superaban los míos.»

En 1987, el nombre La Hora de la Cosecha se había vuelto problemático. Era difícil de expresarlo claramente, y las palabras “espigador y cosecha” no eran muy conocidas para muchos. Durante una sesión de lluvia de ideas con ejecutivos publicitarios, le preguntaron al hermano George el propósito del ministerio, y él respondió: «Difundir las palabras de vida a todos en todo el mundo.» Y desde ese entonces La Hora de la Cosecha pronto se convirtió en “Lifeword” (Palabra de Vida).

A principios de la década de 1990, el equipo de Lifeword comenzó a apuntar a oyentes no salvos mediante la experimentación con diálogos cortos cuya duración era de un minuto usando eventos de la realidad actual y humor para atraer radio oyentes que nunca sintonizarían una transmisión religiosa.

El alcance internacional siempre ha sido un impulso importante de Lifeword, especialmente la identificación de grupos lingüísticos con un testimonio limitado del evangelio por radio. La prioridad siempre ha sido dada a las áreas servidas por los misioneros de la ABM. Con una investigación diligente y una consulta continua con Las Misiones de la ABM, Lifeword se expandió a múltiples idiomas, con un total de treinta y cinco cuando el hermano Reddin se retiró.

La reubicación siguió siendo un problema secundario hasta que el personal era demasiado y el edificio ya no era suficiente en el área del parque industrial de Conway. En 1994, Lifeword compró una propiedad de $ 2.4 millones en el centro de Conway. Esa propiedad ahora se ha convertido en el Centro Global Ministerial de la ABM, que alberga las oficinas de Lifeword, Misiones de la ABM y La Guía del Discípulo.

Después que el hermano George se retiró en abril del año 2011, Steve Crawley, quien se había unido al personal como director de finanzas y desarrollo, se convirtió en director ejecutivo. Su visión para el futuro se convirtió en el próximo capítulo en la historia de Lifeword: una colaboración más estrecha entre el Departamento de Misiones y la Guía del Discípulo al pasar de un nivel de cooperación a la integración con el propósito de funcionar juntos de manera más estratégica.

Como parte de este esfuerzo, la nueva filosofía de Lifeword para la actividad misionera global en medios de comunicación se convirtió en una herramienta para impulsar la responsabilidad a los productores extranjeros. Mientras continuamos avanzando a su lado, entrenándolos y apoyándolos a través del proceso inicial, así el ministerio ya no mantendrá una estructura que requiera un apoyo permanente. En cambio, el «andamiaje» temporal se construiría a través del entrenamiento, luego se «desmontaría» y se trasladaría a otra región del mundo una vez que las iglesias hayan tomado posesión de la transmisión.

Además, la visión de Crawley de tener los departamentos integrados se hizo realidad durante su liderazgo. El antiguo campus de Lifeword es ahora el hogar del Centro Global Ministerial de la ABM (GMC), que alberga a Lifeword, Misiones BMA, La Guía del Discípulo y al personal de la Fundación ABM. Los ahorros en los costos de este traslado a un nuevo edificio le han permitido a Lifeword aprovechar oportunidades adicionales y hacer más proyectos ministeriales con menos fondos. Un ejemplo son las estaciones de radio comunitarias que usan frecuencias de baja potencia para el trabajo ministerial dentro de una radio de cinco a siete millas de sus torres. Desde 2014, cuando se instaló la primera, estas estaciones administradas localmente han llegado antes o han sido llevadas por los misioneros que plantan iglesias en las aldeas.

Steve Crawley puso a Lifeword en una posición financiera firme antes de renunciar en febrero de 2017, pero continúa supervisando la contabilidad. Ahora, el hermano Donny Parrish, quien se unió al equipo un año antes de la renuncia de Crawley, fue nombrado director ejecutivo de Lifeword en mayo de 2017. Y poco después de su nombramiento, comenzó a implementar su visión de utilizar la tecnología de la Nube para expandir la huella global del ministerio. Después de que se construya la nube, el sitio web de Lifeword, lifeword.org, será un lugar para que las personas accedan al Evangelio en sus idiomas nativos desde cualquier lugar y en cualquier momento.

El objetivo final de Parrish y del equipo es tener una presentación del evangelio disponible en audio y video en 200 de los idiomas que hay en el mundo. Productores, directores de estación, traductores, ingenieros y locutores de todo el mundo están ayudando a hacer posible este esfuerzo. Los miembros del personal de Lifeword en los Estados Unidos, y más de mil en todo el mundo, trabajan para producir contenido en la nube para que pueda ser descargada, compartida y transmitida.

Harold Morris difícilmente pudo haber imaginado la tecnología que utilizaríamos hoy para difundir el evangelio a través de los medios de comunicación. Desde una transmisión de un solo hombre en un garaje en Conway, Arkansas, hasta tener un equipo mundial que produce programas en 42 idiomas, sin lugar a dudas podemos decir que Lifeword está haciendo famoso el nombre de Jesús a nivel mundial.