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Solo han sido unas cuantas veces en mi vida que he pensado: «Podría morir en los próximos segundos».

Esta mañana fue una de esas veces.

Estaba conduciendo por la carretera como cualquier otro día, excepto que había estado lloviendo y las carreteras estaban mojadas. No pensé demasiado en eso y estaba manejando el límite de velocidad: 60 Millas por Hora.

Sorprendentemente, alguien salió a la carretera justo en frente de mí y bloqueó ambos carriles a una distancia de 10 millas por hora o menos. Presioné mis frenos … y me barrí en el agua.

Me barrí con el auto fuera de control y en sentido contrario del tráfico.

Gracias a Dios, el otro lado de la carretera estaba vacío. No había autos … Entonces, tuve tiempo de dejar de patinar ya que mis llantas se volvían locas y volví al lado derecho de la carretera sin chocar contra una zanja o chocar con otro auto.

Pero tuve miedo por mi vida durante esta prueba que duró menos de 20 segundos.

20 segundos.

Así de rápido me llevó darme cuenta. . . Yo pude morir.

¿Por qué me asustó eso?

Porque no quería que mi familia recibiera la llamada telefónica de la policía diciendo que había muerto en un accidente automovilístico.

No quería que mi prometida se quedara sola.

Todavía no quería morir, y menos de esta manera. Y tal vez eso sea egoísta porque la Biblia enseña que este mundo actual es solo una sombra de lo que está por venir.

Somos mortales

Nuestras vidas son frágiles, en cualquier momento podemos deslizarnos sin control hacia el tráfico del lado contrario y despedirnos de este mundo.

¿Cuáles serían tus pensamientos finales? Todo lo que yo pude pensar fue: «Oh, Dios».

Experiencias como esta pueden sacudir a las personas en su interior … Porque nos hace pensar en nuestras vidas y en lo que hemos hecho con nuestro tiempo.

¿He amado bien a mi familia?

¿He vivido bien?

¿He servido bien a Dios?

¿Me dirá el Señor: «Bien hecho, mi siervo bueno y fiel» cuando esté delante de su trono?

El cielo parece un sueño, a una muerte de distancia, pero la muerte es inevitable. Lo sé, yo sé que, no vivo como si fuera a morir hoy.

Si alguien te llama y te dice que tienes 24 horas de vida, ¿qué harías?

¿Le dirías a tu cónyuge, a tus hijos o a tu familia que los amas y los abrazarías?

¿Llamarías a tus amigos o familiares que están perdidos y les contarías del evangelio?

¿Qué tan diferente sería de la vida que estás viviendo ahora?

¿Estás listo para morir?

Todo eso puede sonar desagradable, pero prefiero enfrentar el hecho de que la muerte es inevitable y no necesito el recordatorio de que la vida es «solo neblina» para citar al Apóstol Pablo.

Si solo tuvieras 20 segundos antes de pensar que podrías morir, ¿cuáles serían tus pensamientos finales?

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