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“De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.” ‭‭1 Corintios‬ ‭12:26‬ ‭RVR1960‬‬

El apóstol Pablo compara a la iglesia con un cuerpo humano. El cuerpo humano es una maravillosa obra de ingeniería creada por Dios y si algo lo caracteriza es la unidad. Nadie trabaja por su propia cuenta, nadie hace lo que quiere en ella, todas trabajan en armonía la una con la otra.

Por ejemplo ¿qué pasa si pisas un clavo y este llega a dañar la piel? ¿Acaso todo el cuerpo se mata de risa por la desgracia que está enfrentando el pie? Claro que no, por el contrario, todo el cuerpo se duele con él y buscan como ayudarlo. Si la lesión fue en el pie derecho ahora el pie izquierdo será quien lleve la mayor parte del peso del cuerpo, los ojos señalarán el lugar y las características de la lesión y las manos por su parte estarán listas para cuidarla, curarla y vendarla, no solo la parte externa de nuestro cuerpo trabaja para ayudar al miembro dañado sino también la parte interna de nuestro organismo, los leucocitos o las células de defensa acudirán de inmediato a nivel de la zona dañada y comenzaran a combatir los gérmenes que han ingresado, los vasos sanguíneos por su parte aumentaran a nivel de la lesión y con esto el sistema de coagulación trabajará de una mejor manera en la reparación de la herida, todos trabajando arduamente para que en el menor tiempo posible el pie este nuevamente en funcionamiento.

¿no debería pasar lo mismo en la iglesia? Claro que sí. Todos de una u otra forma vamos a experimentar algún tipo de dolor o padecimiento en esta vida. La muerte de un familiar muy cercano, una enfermedad terminal, la falta de empleo, los problemas en el hogar, el dolor causado por un hijo rebelde, depresión por un pecado cometido, etc. ¿Cómo debemos actuar ante ello? Debemos hacer simplemente lo que dice el texto “si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él “

¿Cuándo fue la última vez que fuiste a visitar a algún hermano que está enfermo? ¿Cuándo fue la última vez que apoyaste a un hermano que estaba pasando un tiempo de crisis económica? ¿Cuándo fue la última vez que llorarse al lado de un hermano que tuvo la pérdida de un ser querido? ¿Cuándo fue la última vez que ayudaste en la restauración de un hermano que cayó en algún tipo de pecado público? Lo triste es que muchas veces esperamos que los demás hagan eso por nosotros, pero nosotros no estamos dispuestos a hacer eso por los hermanos.

La segunda parte de este texto dice algo maravilloso, no solo debemos de sentir dolor por el sufrimiento de mi hermano, sino que también debemos de alegrarnos cuando a este le va bien. Dice el texto “y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”

¿Qué pasa cuando después de una larga jornada de trabajo llegas a tu casa y tu esposa te espera con tu plato favorito? No solo tu estomago se siente feliz, sino que todo tu cuerpo se siente complacido y satisfecho. ¿qué pasa cuando en tu trabajo escuchas la noticia de que serás ascendido? No solo tu oído se siente contento, sino que todo tu cuerpo comienza a temblar, tus manos se elevan al cielo y tus pies comienzan a brincar de felicidad.

De la misma forma, cuando un miembro de nuestra congregación recibe algún tipo de reconocimiento, el resto de los miembros se debe de gozar con él. Muchas veces no pasa esto, a veces los celos, la envidia y la falta de unidad impiden que podamos gozarnos con las bendiciones que experimentan nuestros hermanos en la fe.

¿Deseas que tu iglesia sea una iglesia exitosa? pues recuerda que en la iglesia somos un equipo. si alguien gana, todos ganamos con él, pero si alguien pierde todos perdemos a su lado, así que no intentes vivir la vida cristiana aislado de los demás, somos un cuerpo, nos necesitamos los unos a los otros. Corpus Unum.

–Paul Tinoco Huaraca