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“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” 2 Corintios 8:9 RVR1960
La palabra gracia significa literalmente “agacharse o inclinarse”, es el amor que se inclina, es el favor o bondad que Dios da a alguien que no se lo merece y que jamás puede ganarlo, eso es lo que Dios hizo con nosotros, eso es lo que Dios hace con nosotros en cada momento.
Y ¿Cuál fue el mayor acto de gracia que hizo Dios por nosotros? Dice el texto “Por amor a nosotros se hizo pobre”. Cristo Jesús, el dueño y Señor de todas las cosas, él que gobierna el mundo entero, el sabio por excelencia, él guerrero poderoso, el Dios fuerte, el admirable, el eterno, el Rey de reyes y Señor de señores, el Todopoderoso, el Soberano, dejo su gloria, honor y majestad, para venir a este mundo triste y miserable.
Se hizo pobre, esto es una referencia a su encarnación, el Dios sublime y eterno se vistió de hombre, el Apóstol Pablo describe bien esto al decir “el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
También señala la condición económica en la que vivía en este mundo, él era un hombre que carecía de recursos económicos, cierto día en el ministerio de nuestro Señor Jesucristo se acercó a él un Escriba y le dijo lo siguiente “Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. “sin embargo él respondió “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.” En contraste a las zorras y a las aves del cielo que tenían un lugar propio donde pasar la noche, Cristo carecía de propiedad alguna, él nunca podía decir que la casa donde habitaba o el lecho donde reposaba era suyo. Desde el principio de su vida, en su nacimiento, no había lugar para él en el mesón, por lo que tuvo que nacer en un establo; las casas donde se hospedó durante su ministerio, ninguna era suya, sino de sus amigos y discípulos; el vestido que llevaba puesto era un obsequio de las mujeres. El aposento para la última cena con sus discípulos, era prestado, la cruz le fue puesta por los romanos y aun su propia tumba fue cedida por un discípulo suyo. Nada tenía quien era poseedor de todo.
Y ¿cuál fue el propósito de tal desprendimiento? Dice el texto “para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” Jesús descendió a este mundo con un propósito, él nació para morir. Todo pecado tiene consecuencias y la consecuencia de nuestro pecado e iniquidad es la muerte eterna, Cristo en la cruz del calvario cargó con nuestra deuda, el justo por los injustos para llevarnos a Dios, como dice una hermosa alabanza “hubo uno que ocupo nuestro lugar, hubo ser que nos amó hasta el final, hoy podemos ir confiados a la patria celestial, porque hubo uno que ocupo nuestro lugar, Es Jesús el Nazareno, Rey y Cristo, en la cruz por mis pecados expiró, el callado sufrió todo para podernos salvar, fue Jesús quien ocupo nuestro lugar, fue Jesús quien ocupo nuestro lugar.
Ahora tenemos el regalo más precioso, la joya más valiosa que un hombre pudiera desear, tenemos a Cristo Jesús, y teniéndolo a él lo tenemos todo, teniéndolo a él somos los hombres mas ricos, gozosos y felices sobre esta tierra, y donde él está un día nosotros también estaremos.
Que obra más maravillosa ¿Cómo debemos responder ante semejante amor? Cada creyente debe ser un siervo por amor. un siervo que se rinda a su Señor y humildemente le diga “Señor iré a donde tú me envíes y haré lo que tú quieras que yo haga”
–Paul Tinoco Huaraca
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