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Nov 06, 2018 19:26pm
Un Sacrificio Vivo -#2
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“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría.” Colosenses 3:5 RVR1960

A pesar de que como cristianos somos nuevas criaturas, todavía vivimos en cuerpos viejos, todavía conservamos nuestra naturaleza pecaminosa, esa que se deleita en el mal y que busca satisfacer los deseos de la carne, sin embargo esto no es excusa para vivir desordenadamente, ni dar rienda suelta a nuestros malos deseos, ya que en Cristo una nueva naturaleza a sido implantada en nosotros, una naturaleza espiritual que busca amar, honrar y glorificar a Dios.

Indudablemente hay una batalla que pelear, sabían que si pudiéramos quitar al diablo de este mundo todavía seguiríamos pecando, ya que la batalla principal que tenemos esta dentro de nosotros.

Esta es la razón por la cual Pablo dice “haced morir lo terrenal en vosotros” cada Cristiano debe esforzarse por destruir o aniquilar toda actitud, hábito y conducta pecaminosa propia de este mundo, esta que va en contra de la palabra de Dios y de nuestra nueva naturaleza en Cristo.

El pecado se asemeja a un Rey destronado, ya que no reina ni tiene autoridad para condenar al creyente, pero se empeña todavía en debilitar y destruir a sus antiguos súbditos. El pecado aún tiene fuerza y solos no podremos vencerlo, se requiere del Poder del Espíritu santo en nuestras vidas.

Lo primero que tenemos que eliminar de nuestras vidas es la fornicación, esta denota cualquier clase de inmoralidad sexual, e incluye el tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, el homosexualismo, la pornografía, el incesto, la prostitución, etc.
Lo segundo es la impureza, esta palabra significa literalmente suciedad y se usaba comúnmente para describir el contenido de una tumba, este término va más allá de los actos sexuales e incluye los pensamientos y las intenciones del corazón, ya que es ahí donde se encuentra la fuente de la maldad en el hombre. Siembra un mal pensamiento y cosecharas una mala acción y por el contrario siembra pensamientos puros y cosecharas una conducta ejemplar y virtuosa.

Lo tercero son las pasiones desordenadas y los malos deseos. Estas van de la mano, la primera se refiere a la pasión sexual liberada en el cuerpo, mientras que la segunda a la lujuria sexual que se origina en la mente.

Por último la avaricia quien es la raíz de la cual surgen todos los pecados anteriores. Es el deseo de tener más y de tener más de lo que es prohibido.

Cada ves que desobedecemos a Dios al cometer cualquiera de estos pecados, simplemente damos la espalda a Dios y colocamos nuestros deseos en lugar de los deseos de Dios, en otras palabras nos rendimos culto a nosotros mismos en lugar que a nuestro creador. Esto es idolatría. Bien dijo Stephen Charnock “Todo el pecado se basa en un ateísmo silencioso…todas las inclinaciones malignas del corazón son chispas de un fuego latente cuyo lenguaje es siempre “seré mi propio señor y no tendré Dios alguno por encima de mi”.

Ante esto es tenemos que presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo, tenemos que presentarnos delante del altar y morir a nosotros mismos, morir a estos deseos carnales que batallan en contra nuestra y dejar que sea Cristo quien viva su vida a través de nosotros.

–Paul Tinoco Huaraca

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